John Major propondrá el ecu como moneda de pago común

El primer ministro británico, John Major, propondrá a sus colegas comunitarios la adopción del ecu como moneda de pago en el comercio intracomunitario. El ecu duro, de acuerdo con la idea de Major, garantizaría una cierta estabilidad monetaria en el mercado único y permitiría mantener las monedas nacionales, esto es, políticas económicas más o menos autónomas en cada uno de los países.El proyecto de revitalización del ecu es interpretado como una maniobra defensiva por parte del gobierno británico, alarmado ante otras opciones que se barajan en la CE tras el colapso del Sistema Monetario Europeo (SME). Major teme especialmente la posibilidad de que Alemania y otros países del núcleo duro comunitario (Holanda, Luxemburgo, Francia y Bélgica son los candidatos) decidan relegar al resto de los Doce a una segunda velocidad que les convertiría en simples satélites económicos.

No se trata de una idea nueva. La utilización del ecu como moneda de pago común ha estado en el aire desde su creación como divisa teórica, hace dos décadas. Durante las negociaciones previas al acuerdo de Maastricht sobre la Unión Europea, Major insistió en que el ecu, ya utilizado en numerosas operaciones financieras, ofrecía más ventajas que la unión monetaria. Por un lado, permitía mantener las monedas nacionales. Por otro lado, en caso de que las empresas comerciales comprobaran sus ventajas y lo utilizaran habitualmente, el ecu podría convertirse gradualmente en una auténtica moneda única.

Rechazo inicial

La idea del ecu fue rechazada sin contemplaciones en 1991. En el clima de entusiasmo y federalismo que condujo hasta Maastricht la propuesta del Reino Unido pareció miope y carente de ambición. En estos momentos, sin embargo, con el Sistema Monetario Europeo (SME) en práctica flotación y Alemania en un clima económico recesivo, John Major cree que su propuesta puede ser estudiada con mayor interés que hace dos años.En el Reino Unido, el renovado "proyecto ecu" de Major ha sido mal recibido. Los europeístas, como el ex primer ministro Edward Heath, exigen un salto directo hacia la unión monetaria. Los euroescépticos, por el contrario, creen que el colapso del SME ha demostrado la imposibilidad de coordinar doce economías muy dispares y consideran la actual flotación como la mejor de las situaciones posibles.