Crisis, demografía y catolicismo
El Gobierno, que atribuye al fuerte crecimiento demográfico de Filipinas una de las principales responsabilidades en la actual crisis económica y social, promueve un agresivo programa de control de la natalidad. La Iglesia católica ha protestado airadamente argumentando que el atraso y la pobreza deben ser imputables a la corrupción oficial y a la insolidaridad de quienes más tienen y nada comparten. "Nos estamos fijando en los índices de población mientras un creciente número de cargos electos se enriquece con el dinero de quienes buscan sus favores", denunció el cardenal Sin.Filipinas, un país católico de 65 millones de habitantes, el 50% viviendo pobremente y el 11,7% analfabetos, crece a un ritmo del 2,7%, uno de los más altos en Asia. Un informe del Departamento de Salud señala que un 36% de las familias practican algún control de la natalidad, y de este porcentaje, un 15% únicamente utilizan métodos naturales. Se registran 750.000 abortos cada año; la mortalidad de las madres durante el nacimiento, por hemorragias fundamentalmente, es de 90 en cada 100.000 partos, mientras que la infantil se sitúa en torno a los 60 por 1.000. Aproximadamente 50.000 niños mueren anualmente sin haber cumplido los cinco años a causa de enfermedades relacionadas con la malnutrición.
El Gobierno estima que, mientras no se logra el desarrollo económico, la planificación familiar evitará que millones de filipinos crezcan con carencias vitamínicas y no encuentren un lugar en la sociedad.
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