_
_
_
_
Crítica:ROCK. FIGHT
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Audacia

FightRob Halford (voz), Russ Parrish (guitarra), Brian Tilse (guitarra), Jay Jay (bajo), Scott Travis (batería). Sala Canciller II. Madrid, a 28 de octubre.

La capacidad vocal y la presencia escénica de Rob Halford, ilustre figura del heavy metal, convenció por completo a la escasa pero afortunada parroquia que acudió a su presentación madrileña. Su garganta alcanzó esas tesituras casi imposibles que le otorgaron fama y prestigio durante 20 años de trayectoria con Judas Priest. La gesticulación con la que acompaña cada nota pone de relieve un dominio excepcional de las Situaciones de directo.

Halford siente rejuvenecerse con el proyecto estrenado. El acoplamiento con las tendencias predominantes en el rock duro durante esta década demuestra su desprecio por la seguridad de los nombres establecidos. Priest es una institución del estilo que no había entrado en crisis. En la última gira, en apoyo de Painkiller, la legendaria formación británica había dado un importante paso adelante en su adaptación a los tiempos que corren. No pareció suficiente para este rapado vocalista: en aquel tour la apertura de los conciertos era asunto de Pantera, una joven banda norteamericana de influencia patente en el desarrollo musical de numerosas bandas del sector duro.

Halford abandonó esa acorazada imagen de cuero negro y tachas para decantarse por los tatuajes, los bermudas y las camisetas, símbolo visual del nuevo rumbo adoptado. Pretendía que Fight fuese una aventura paralela a su banda de siempre, pero problemas contractuales y cruces de declaraciones llevaron a la ruptura con sus viejos compinches, no sin antes asegurarse la poderosa pegada del batería Travis. En vivo, esta formación presenta una auténtica muralla de sonido donde las guitarras y la base rítmica se empastan para servir de implacable fondo a las contorsiones vocales de su líder. En el capítulo de propinas, Halford quiso homenajear a sus paisanos Black Sabbath, forjadores del rock pesado durante los setenta, con la interpretación de Sweet leaf, e inevitablemente, recurrió a su pasado para presentar una serie que engarzó Freewheel Burning, Solar Angels, Green Manalishi, Bloodstone. Fue un final gozoso para quien apuesta por la audacia en su madurez.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_