Los suplentes del Getafe se apean de la Copa
"Si hoy es domingo, esto es fútbol", dicen, de quincena en quincena, los nostálgicos que aún confían en la resurrección de Garrincha. Ayer, por copera desgracia, ni siquiera era domingo, que era jueves. Y el fútbol, sin el asidero del día rojo de la semana, debió de fugarse a latitudes que usan otros calendarios. Logroñés y Getafe apenas remataron a puerta, que todo su afán parecía ser rematar a Garrincha, aquél que jugaba por reír y divertirse.El entrenador del Getafe, Sánchez Duque, plagó la alineación de "gente no habitual", eufemismo con el que llama a los suplentes, y lanzó al Getafe hacia el portal de Vergara, aprovechando la cesión de campo que le hicieron los riojanos.
Suyas fueron las ocasiones iniciales. Juan remató de cabeza el poste, por la parte exterior, eso sí, en el minuto cinco, a saque de falta de Cardo. Y dos minutos más tarde, Guerrero combinó con Cardo y éste cruzó en exceso cuando estaba solo ante Vergara y podía haber pisado el área grande y la pequeña. Sin embargo, y sin hacer nada extraordinario para ello, fue el Logroñés quien marcó. Juanma recibió en posición más que dudosa un pase de Eraña, aprovechó la huelga de brazo caído del juez de línea, que le dejó solo ante Juanvi, y se permitió esperar la salida del guardameta y asestarle un sablazo a volapié.
Después del gol, mucho pelotazo, mucho ver subir la bola, mucho bajar el balón con nieve, algo de esencia del pequeño frasco de Cardo y el disparo de Martín tras una serie de rechaces que hubieran firmado los hermanos Marx. Mozos, que tuvo la desgracia de encontrarse en la trayectoria de la bala, hirió de muerte a su compañero Juanvi. Era el 2-0 y hubiera sobrado la segunda parte de no ser por el caracoleo virtuoso de Cardo y las incursiones de Javi por la banda izquierda, desde donde llegó el centro que Villanova convirtió en autogol.
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