Gesto de los ministros de Cultura europeos

Los ministros de Cultura de los Doce quisieron solidarizarse ayer con la propuesta de capitalidad cultural para Sarajevo e invitaron a la Comisión Europea a prestar ayuda financiera al 100 Festival de Invierno de Sarajevo. Este festival se celebrará en el marco de la capitalidad cultural oficiosa organizada por los ayuntamientos de Amberes y de Lisboa, las capitales culturales de 1993 y 1994 respectivamente, respondiendo al llamamiento del Parlamento Internacional de los Escritores convocado por un grupo de 50 escritores anteayer en Estrasburgo. El Consejo de Ministros como tal no tomó, sin embargo, decisión alguna sobre esta cuestión, que ni tan siquiera estaba inscrita en el orden del día.Los titulares de Cultura de la CE redactaron un comunicado en el que "aprueban la intención de algunos Estados miembros de apoyar de la forma que consideren apropiada, ya sea sobre el terreno, ya en sus respectivos países, las iniciativas de solidaridad con Sarajevo propuestas por los medios artísticos e intelectuales". Esta ambigua fórmula, que a nadie compromete, permitió que el Consejo de Ministros ofreciera alguna referencia a la ciudad mártir, tomada como símbolo de la nueva barbarie por intelectuales de todo el mundo.

El comunicado no cuenta ni tan sólo con el aval del Consejo de Ministros como institución comunitaria, sino con el de "los ministros de Cultura reunidos en el seno del Consejo y preocupados porque los creadores y los artistas de Bosnia-Herzegovina puedan seguir expresándose y participando en los intercambios culturales europeos". Este matiz permite también sortear todas las dificultades y divisiones que han impedido hasta ahora que los Doce tomen una posición común sobre la ex-Yugoslavia.

La ministra de Cultura de España, Carmen Alborch, destacó la postura que han mantenido "España y Francia sobre la posibilidad de conceder la capitalidad cultural a Sarajevo, basada en el valor simbólico que supondría el otorgarle el galardón a esta capital". Alborch lamentó la resistencia de algunos países, que "consideraban que esta elección podría plantear muchos problemas diplomáticos". "Al final se ha llegado a una declaración producto del consenso" -dijo-, "aunque he manifestado que nos hubiera gustado que hubiera habido una declaración con una mayor rotundidad".

Los ministros designaron, en cambio, las ciudades de Estocolmo y de Weimar como capitales de la cultura para 1998 y 1999, en un debate que ocupó la cena del jueves por la noche y más de la mitad de las discusiones del Consejo ayer.