¿Por qué nos movilizamos el 25 de noviembre?
Las manifestaciones convocadas por Comisiones Obreras y UGT tienen dos objetivos claros. El primero es tratar de que el Gobierno rectifique la actitud mantenida hasta ahora y negocie medidas que dependen de los Presupuestos Generales del Estado y afectan a 12 millones de personas. A pesar de todas las promesas (y cantos de sirena) que se lanzaron, en las múltiples reuniones mantenidas no ha habido en realidad nada parecido a un proceso de concertación social con los sindicatos. Simplemente hemos tenido conocimiento de decisiones ya adoptadas y pactadas con la derecha nacionalista.Decisiones que perjudican fuertemente a los pensionistas, quienes, con el cambio de sistema de revalorización de inflación pasada a previsión de inflación futura, perderán, en 1994, 8.000 pesetas cada uno como promedio; a los perceptores de prestaciones por desempleo, que sufrirán fuertes recortes en la protección asistencial (por la modificación del concepto de "carga familiar" y del tope mínimo), creando situaciones gravísimas de desprotección, y verán, asimismo, reducida la cuantía de la prestación contributiva al establecerse la cotización a la Seguridad Social.
Que son nefastas también para los empleados públicos, que ya sufrieron este año una fuerte reducción de sus ingresos y se pretende que pierdan más de cinco puntos de poder adquisitivo los próximos años. Empleados públicos cuyo derecho a la negociación colectiva está siendo vulnerado en cuanto no se pactan -como está establecido legal y convencionalmente- ni sus retribuciones ni la modificación sustancial de sus condiciones de empleo, que se han decidido unilateralmente. Y decisiones muy perjudiciales para los trabajadores de empresas públicas que tienen acuerdos ya firmados para 1994, que el Gobierno amenaza con incumplir flagrantemente.
En segundo lugar, las manifestaciones que UGT y Comisiones hemos convocado tienen por finalidad hacer reconsiderar al Gobierno los gravísimos atentados ue pretende cometer contra la negociación colectiva y la regulación del mercado de trabajo.
Si estas agresiones se llevan a la práctica, se producirá un fraccionamiento y un debilitamiento de la negociación colectiva (a la que se le pretende imponer, por ejemplo, un "descuelgue" de empresas con carácter universal), y una fuerte merma de la protección de los trabajadores a través de la generalizada disminución, cuando no eliminación, de los mínimos de derecho necesario y la derogación unilateral -no a través de un proceso (le sustitución negociada mediante convenios colectivos, como pedimos las centrales sindicales- de las ordenanzas laborales.
Atentados que abarcan a todos los órdenes de la relación laboral introduciendo principios propios del ultraliberalismo, que conducirán a la desregulación salvaje del mercado y a la individualización de las relaciones de trabajo.
¿Pueden los sindicatos, que son plenamente conscientes de la situación del país, aceptar pasivamente que se establezca un contrato llamado "de aprendizaje" (sin aprendizaje alguno) para personas de hasta 25 años, con 40.000 pesetas mensuales el primer año y sin desempleo ni prestación económica por enfermedad? ¿Van a convalidar los ciudadanos y las ciudadanas de este país el cínico argumento oficial de que "eso es mejor que.nada"? ¿Pueden consentir trabajadores y trabajadoras la total liberalización y el abaratamiento del despido cuando hasta sus propios autores admiten que va a generar más paro?
Nosotros creemos que no. Y que entre todos debemos tratar de que el Gobierno Y SUS socios rectifiquen esas graves decisiones para que no se consume una contrarreforma social. Que se inicie un cambio de la política económica para orientarlo hacia la creación de empleo. Que los sacrificios que supone la crisis se repartan con equidad. Éste es el sentido de unas manifestaciones que realizaremos en toda España en un momento en que todos debemos ser conscientes de que es mucho lo que está en juego.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- UGT
- Encierros
- Opinión
- Huelgas generales
- Protestas sociales
- Presidencia Gobierno
- Despido
- Orden público
- Política económica
- Sindicatos
- Huelgas
- Malestar social
- Seguridad ciudadana
- Sindicalismo
- Gobierno
- Conflictos laborales
- Empleo
- Problemas sociales
- Administración Estado
- Relaciones laborales
- Administración pública
- Economía
- Política
- Trabajo
- Justicia
- Sociedad