Timor, una gran cárcel
La empobrecida Timor oriental, descolonizada por Portugal en 1974, invadida por Indonesia en 1975 y anexionada como provincia en 1976, continúa reprimida militarmente y la lucha, quienes aún la resisten, poco más de un centenar de guerrilleros del movimiento Fretilin, no despierta gran atención internacional. Un español que ha visitado en dos ocasiones esta isla de 750.000 habitantes, colonia portuguesa durante 300 años, sostiene que allí se ha perpetrado "uno de los genocidios más desconocidos".
De acuerdo con cálculos efectuados por sacerdotes católicos, después de la invasión murió, de una u otra forma, una tercera parte de la población. "Aquello es como una gran cárcel. Todos tienen miedo; nadie se atreve a hablar en portugués. Dicen que se les ha olvidado". Descabezado el movimiento independentista con la detención en 1992 de su líder, Xanana Gusmáo, y atemorizados sus habitantes después de la matanza del 12 de noviembre de 1991 -180 civiles desarmados murieron al disparar el Ejército contra los asistentes a un funeral-, la independencia es prácticamente imposible. Una autonomía que respetara la cultura y caracterísicas de Timor oriental, mayoritariamente católica, es una de las posibilidades en estudio. La ONU no reconoce la soberanía de Indonesia.
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