Vómitos y visiones
"Al cabo de una hora de haberlo ingerido, el sagrado natem de los shuaras [la bebida alucinógena ayahuascal me comienza a hacer efecto... un efecto fortísimo. Los sonidos aumentan de intensidad y de brillo, siento el efecto avión de guerra [el estrépito que anuncia la llegada de las visiones] y unas manchas de color comienzan a llenar todo lo que miro. No puedo aguantar las arcadas y salgo disparado a vomitar (...). Los temblores que tengo son muy fuertes y la distorsión visual muy profunda. Alguien enciende una linterna, abro los ojos, miro y al cerrarlos la imagen no desaparece de mi cerebro. Me toco los párpados para estar seguro de que los he bajado, y así es, ¡pero la imagen no desaparece! (...) Juank [el chamán jíbaro] frota su amuleto por todo mi cuerpo. Cuando se aparta lo miro y veo la silueta de un hombre gigante de color azul luminoso y eléctrico, como si fuera de neón, que se aleja (...). Ya no puedo controlar las visiones...".El relato de Josep, Maria Fericgla de su toma más fuerte de natem, su mal viaje con el alucinógeno jíbaro, continúa con creciente dramatismo: Se le aparece un papagayo grande y rojo. "Bruscamente, me arranca la nariz de un picotazo. Me he quedado perplejo pero no siento dolor aunque tengo la cara sangrando y con un gran agujero descarnado en medio. Decido que si es un enemigo [el papagayo] -no se marchará con mi nariz, y me pongo a volar tras él hasta que le atrapo y estrangulo a este papagayo cabronazo (sic) en medio de una nube de plumas arrancadas. Entonces, desaparece la escena y vuelo a sentir las náuseas... Me vienen ganas de defecar, me bajo los pantalones y evacuo". Tras otras visiones violentas y sanguinarias, "me empiezo a espantar de verdad, y, en medio del estado extático, recuerdo las advertencias de los shuar respecto a las malas visiones: 'Si no tienes buenas visiones no tendrás una vida larga', y comienzo a gritar las palabras para tener valor en el trance: tsándrata, tsándrata, kákaram, kákaram [hay que ser fuerte, hay que ser fuerte]".
La segunda parte del diario de Fericgla está consagrada a su formación como brujo. El maestro, Pedro Juank, de 62 años, no parece muy espectacular ("lleva una chillona cazadora lila y una gorra de béisbol azul eléctrico"), pero es tan listo y hábil como el Don Juan yaqui de Castaneda, y se lo hace pasar igual de mal a su discípulo. Después de varias tomas previas de alucinógenos (unas decepcionantes, otras -tras vomitar y defecar copiosamente, lo que limpia el cuerpo- llenas de visiones no terroríficas), llega el mal viaje ("¡¡Estoy tan agustiado que juro que nunca más volveré a tomar esta mierda que es la ayahuasca!!"). Y la lección: "Eres idiota, no debes entretenerte en las visiones, un iwishín no pierde tiempo en ellas".
'Velludo' contra 'Mono Aullador'
Los jíbaros figuran en el imaginario occidental junto a otros pueblos exóticos por su fiereza guerrera (simbolizada en la cerbatana y los dardos empapados del, letal curare) y su habilidad para reducir cabezas, las célebres tsántsas, Fericgla detalla el procedimiento: decapitación, corte en la nuca para sacar el cráneo, cosido de los orificios -boca, ojos-, hervido en una poción, relleno de arena y, una vez producida la reducción, retoque de las facciones para devolver su aspecto al rostro del enemigo.La antropología está rescatando ahora a los jíbaros del reino de lo legendario para mostrarlos en toda su complejidad: la oniromancia, el consumo de alucinógenos, la relación con la naturaleza, la ritualización de la violencia... En Francia, es actualidad el libro de Philippe Descola Les lances du crépuscule (Plon), al que Le Monde y Libération han dedicado estos días el espacio central de sus suplementos literarios. Descola, al que se considera ya el heredero de Lévi-Strauss, ha estudiado, desde el estructuralismo y durante dos años y medio, a los jíbaros achuaras, vecinos de los schuaras de Fericgla y enemigos hereditarios de éstos. El de Descola es también un trabajo etnográfico con tono de crónica, cercano a los Tristes trópicos de su maestro.
En su diario, Feriegla menciona un encuentro con Descola en el pueblo ecuatoriano de El Pueyo. El catalán, aunque alaba el trabajo del francés, describe a éste como "académico y estirado", y le molesta de él "su tono displicente"' y su "distanciamiento". ¿Trasladan Nyéke (Velludo) -Fericgla para los schuaras- y Yakum (Mono Aullador) -como denominan los achuaras a Descola, por el color rubio de su barba- el enfrentamiento de sus respectivas tribus al mundo de la ciencia?
Babelia
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