El Gobierno regional ha ocultado un brote de botulismo durante cuatro días
La Consejería de Salud conocía desde el pasado sábado que Vicente Morant, de 54 años, y María Luisa Díaz, de 44, permanecían hospitalizados en estado grave, enfermos de botulismo tras haber consumido, el pasado 28 de febrero, unas judías en conserva comercializadas por los supermercados DIA con su propia marca. La subdirectora general de Salud, Esther Moreno, asegura que todo está bajo control y que no se hizo público el brote "para no alertar a la población". El marido de la víctima cree que es una "irresponsabilidad" no haber avisado del peligro.
El consejero regional de Salud, Pedro Sabando, afirmó anoche que en este caso no fue necesario avisar a nadie porque le trataba de un caso "puntual", y que por lo tanto no necesita de la colaboración de los ciudadanos para su control. Sabando también observó que es "competencia del Ayuntamiento de Madrid, de la zona de inspección", la actuación contra esta intoxicación, informa Esther Moreno asegura que el mismo sábado 4 comunicó a DIA que retirara las judías de la venta (pero no se avisó a quienes pudieran haber adquirido envases del mismo lote esos días y guardarlos en su despensa). El director de la cadena comercial, Gonzalo Valdés, aduce sin embargo que la orden de la Comunidad no se recibió hasta el lunes. No obstante, DIA había retirado los frascos el sábado, después de que su supermercado en la calle de Sanjerijo -zona de La Vaguada, donde se adquirió el supuesto bote contaminado- les avisase de las quejas de la familia afectada.
El Ayuntamiento, responsable de la inspección de los productos que se venden al público en la capital, no recibió hasta el lunes 7 a las 14.00 el aviso de la consejería. "Se llamó al Ayuntamiento, pero no cogieron el teléfono", se excusó Esther Moreno. Entonces, María Luisa llevaba ya cuatro días en el hospital, y Vicente seis. El estado de ambos, ayer, era grave; y el juicio clínico, "sospecha de botulismo". El director general de Salud del Ministerio de Sanidad, Juan José Francisco Polledo, explicó ayer a este periódico que los síntomas de la enfermedad son inconfundibles. Añadió que el botulismo puede no detectarse a simple vista, incluso a veces sólo se verifica tras un exhaustivo análisis del alimento.
Los afectados cenaron el 28 de febrero en un ágape familiar en el que se sirvieron las judías. Vicente ingirió una cucharada y alertó a la anfitriona, María Luisa, del mal sabor. Ésta probó una pequeña cantidad, lo suficiente para confirmar su mal estado. Acto seguido tiró a la basura el bote de cristal, que había sido adquirido pocos días antes. Esto ha impedido comprobar de inmediato la causa directa de la enfermedad.
La Administración asegura que se trata de un "caso aislado", a pesar de que judías del mismo lote se estuvieron vendiendo hasta el sábado por la tarde en los 260 supermercados DIA que existen en Madrid y los 1.500 de toda España. El ministerio y la Consejería de Salud recalcaron que todo está bajo control y que no han aparecido más víctimas.
"Con mal aspecto no la como"
Esther Moreno, cuando este periódico le preguntó por qué no se había hecho público el peligro de ingerir el producto, contestó que "seguramente se iba a comunicar". Sin embargo, no se conoció hasta que ayer publicó el hecho el diario El Mundo, avisado por el marido de María Luisa, "y no porque se lo dijera la Comunidad". La subdirectora alegó que la consejería ha cumplido con su deber de "prevenir el riesgo" retirando de la venta todas las judías DIA. "Al parecer, el producto estaba organolécticamente alterado" -color, olor o sabor anormal-, según la subdirectora. Preguntada por el riesgo de los consumidores que hubieran comprado envases de ese lote e ignorase el peligro por la falta de información, razonó: "Si yo veo que una gamba tiene mal aspecto, no me la como, aunque no me lo haya dicho la Administración".
El botulismo es una enfermedad de declaración obligatoria, provocada habitualmente por la ingestión de conservas.
En agosto de 1992, en Coslada, la Ingestión de ensalada de bote ocasionó la muerte por botulismo de Julián Helves y la intoxicación de tres familiares.
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