La Autónoma suspende su Fiesta de la Primavera por los desmanes del pasado año
Los alumnos de Cantoblanco -32.000 matriculados- no retozarán este año por el campus. Las asociaciones de estudiantes y el equipo de gobierno de la universidad han decidido suspender este año la tradicional Fiesta de la Primavera, que se celebraba desde hace una década. Sólo los alumnos de primero eran mayoritariamente partidarios de que el campus celebrase el acto festivo. "Con tanto examen, nos hubiera gustado hacer el loco", justifica un alumno de primero de derecho. Pero todos recuerdan con mal sabor de boca la fiesta del año pasado.
El campus se convirtió el año pasado en un basurero con varias toneladas de desechos. El césped y los aparcamientos se llenaron de cristales, botes, papeles y plásticos. Se arrancaron arbustos, la estación de Renfe sufrió varios destrozos y hasta se encendieron fogatas en el césped. Unos cien jóvenes fueron atendidos por intoxicación etílica, un conductor salió huyendo tras arrollar a una estudiante, hubo detenciones...Nadie quiere oír hablar de la fiestecita, a la que asistieron unas 100.000 personas. "No vale la pena. Fue horrible. Pasamos miedo porque fue incontrolada, no tenía nada que ver con la universidad", recuerda Susana Martínez, de 24 años, alumna de quinto de Psicología y miembro de la Asociación de Estudiantes de Psicología, encargada este año, junto al resto de la agrupación Estudiantes Universitarios, de organizar la Semana Cultural, que se celebrará la última semana de abril.
El gran atasco
"Vino tanta gente que el atasco en la carretera llegaba hasta Colón [la Autónoma se encuentra en el kilómetro 15 de la carretera de Colmenar Viejo]. La mayoría estaban borrachos y drogados, pero no era gente de la universidad", afirma un alumno de 23 años de la Facultad de Económicas.El rector de la Autónoma, Raúl Villar, recuerda con añoranza cómo los alumnos y demás personal de la universidad festejaban el final de las clases y tomaban aire para comenzar a preparar los exámenes finales. "Me da pena, porque la fiesta en sus inicios estaba muy bien. Pero hay que ser realista, y en los dos últimos años se nos había desbordado".
"Se instalaron chiringuitos clandestinos que servían alcohol, que no estaba permitido. En fin, que fue todo un desastre", señala Villar, que en su primer año de mandato prefiere celebrar actividades de tipo cultural.
Quienes sí se muestran un tanto desilusionados son los alumnos de primer curso de la universidad. Esperaban con muchas ganas celebrar la fiesta de la que tanto habían oído a alumnos veteranos.
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