La Feria del Libro de Madrid rinde homenaje a Buero Vallejo y le reivindica como escritor

Antonio Buero Vallejo, como otros muchos dramaturgos españoles, se sintió desolado cuando en la Feria de Francfort: dedicada a España, en 1992, el Ministerio de Cultura prescindió de los escritores de teatro por no considerar éste un género literario. Ayer, las gentes de letras, escritores, editores, libreros, se dieron cita para reparar el entuerto, y en la persona de Buero resumieron su homenaje al teatro español. El escritor, emocionado, afirmó: "Ante cualquier homenaje, me siento agradecido siempre, y ante el de hoy, un poquito más escritor de lo que me consideraba". El dramaturgo tiene ya terminada una nueva obra, Las trampas del azar, que piensa estrenar este año.

"Circula por ahí la idea de que los autores de teatro no son realmente escritores, tópico que rechazo porque yo siempre me he sentido escritor. Gracias a este homenaje, me veo reafirmado y como un autor apreciado y de consideración", declaró Buero Vallejo.El homenaje se celebró en los Jardines de Cecilio Rodríguez, del Retiro madrileño. Presidió el acto el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, acompañado de los directivos de la feria y de Espasa Calpe, editorial que ha publicado gran parte de la obra de Buero, y que tiene previsto presentar la obra completa del autor en la colección Clásicos castellanos el próximo otoño.

Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, 1916), ha entregado toda su vida al teatro desde que en 1947 comenzara a escribir su primera obra Historia de una escalera, con la que renovó la escena española. Ha escrito, entre otras, obras tan importantes como En la ardiente oscuridad y El tragaluz o El concierto de San Ovidio. Galardonado con numerosos premios, entre ellos el Cervantes, que ganó en 1986, Buero Vallejo ha señalado en numerosas ocasiones que escribir le aburre profundamente". "Es un acto que llevo a cabo con penosidad".

Escritura y tortura

La aparente contradicción no es tal para el dramaturgo, que considera que "la dedicación completa a un arte cualquiera irio significa forzosamente que la práctica del mismo sea satisfactoria, es más, puede llegar a ser torturante".

Sin embargo, a pesar de la tortura, continúa escribiendo y espera estrenar durante este año su última obra, Las trampas del azar, una historia, en palabras de Buero, "sobre azares en apariencia casuales, pero n realidad sorprendentes que pueden determinar el destino de ciertas personas". Su última obra estrenada fue Música cercana, en 1989.

Buero Vallejo expresó ayer durante el acto de homenaje su deseo de que la sociedad y el teatro se reconcilien para que éste sea consumido de la misma forma masiva que lo fue cuando él era niño. "Recuerdo que había abundantes colecciones populares de teatro, con lectores muy asiduos que eran también asiduos espectadores. Una de las colecciones se titulaba Novelas teatrales, el título de la colección sorprende hoy pero entonces con él se decía a los lectores que el teatro se podía leer exactamente igual que una novela, y que podía aburrir o divertir de la misma manera que un buen o mal relato", explicó Buero.

Según el autor "habría que estimular la lectura del teatro y que esto sirva como acicate para que la gente acuda a las representaciones de esas novelas teatrales que lean". Buero fue categórico la terminar diciendo: "Una sociedad que no presta calor y apoyo al teatro será una sociedad condenada a su propio suicidio".

Pesimismo

Cuando Buero Vallejo habla sobre la situación actual del teatro que se hace en España deja traslucir un profundo pesimismo. "Vive una situación tensa y comprometida por una etapa de decadencia en el interés por el arte de la escena".

La causa primera de ese desinterés es clara para Buero Vallejo: "El descenso evidente del tono en el nivel cultural general. A eso habría que añadir la invasión de otras formas de espectáculo más sencillas y cómodas, como puede ser la televisión".