Mickey Mouse avanza hacia la Casa Blanca
Historiadores y ecologistas contra el Proyecto de un parque Disney en Washington
Mickey Mouse avanza inexorablemente hacia la Casa Blanca disfrazado de George Washington. El imperio Disney planea construir un nuevo parque, a 56 kilómetros de la capital norteamericana, entre históricos campos de batalla de la guerra civil y suaves colinas que rodean zonas residenciales del norte de Virginia. Ecologistas, historiadores y grupos cívicos han llamado a las armas contra la invasión que se les viene encima, pero el reclamo de los puestos de trabajo y la arrolladora fuerza del Disney Dolar -la moneda utilizada en el interior de los parques Disney- ponen muy cuesta arriba la protesta.El ratón Mickey planeó sigilosamente su operación y compró el pasado año 1.200 hectáreas en Haymarket, a una hora de Washington. Después, hace seis meses, descubrió sus cartas: una inversión de 87.750 millones de pesetas en la construcción de un parque llamado la América de Disney, en el que se recrearían los momentos más importantes de la historia norteamericana. El proyecto debería crear 19.000 empleos. La construcción del parque empezaría en 1995, y la apertura está prevista para 1998. Se estiman seis millones de visitantes al año.La perspectiva hizo vibrar de entusiasmo al nuevo gobernador de Virginia, el republicano George Allen, que rápidamente comprometió subvenciones por valor de 163 millones de dólares, básicamente para ampliar la red viaria de la zona, y temblar de pánico a historiadores y vecinos. Los primeros creen que es un "error lamentable" colocar un parque de atracciones en una zona en la que hay 16 escenarios de la guerra civil, además de 13 localidades y 17 distritos de interés histórico. Los segundos temen las consecuencias de la invasión de moteles, gasolineras, restaurantes y tiendas.
A pesar de las protestas de unos y otros -"No dejes que te cuelen un Mickey", decía un anuncio a toda página en el Washington Post en el que se veía la campiña del Norte de Virginia y los emplazamientos históricos invadidos por miles de coches conducidos por el inevitable ratón- el Consejo Metropolitano de Transportes ha aprobado el plan provisional de mejora de accesos. La batalla sigue abierta, porque ahora hacen falta dos estudios -impacto ambiental y repercusiones en el tráfico- antes del voto definitivo, previsto para el 21 de septiembre.Los grupos ecologistas acusan a Disney de maquillar sus cálculos del número de vehículos que atraerá el parque y temen que la actual estimación, 77.000 coches diarios, se quede corta.
Disney trata de quitar hierro y sugiere que no va a ser para tanto. "Este parque ocupará la décima parte del de Orlando", dice un portavoz de la compañía, que cree que el proyecto es "un complemento maravilloso para la ciudad de Washington". Disney planea construir un hotel, un número indeterminado de casas, un campo de golf y oficinas."Tenemos tan pocos restos auténticos y reales", lamenta el historiador David McCulough, "que sustituirlos con plástico y con historia artificial es casi un sacrilegio". Disney planea edificar una réplica de un pueblo de la época de la guerra civil, un campo de batalla en acción, un fuerte, un campamento indio...
Es difícil detener a la armada Disney, con sus ejércitos de abogados y sus cifras millonarias que han ya a muchos que creen que no debe dejarse escapar la oportunidad de expansión económica y turística.
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