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El futuro de los medios de comunicación

El tema de la concentración en grandes grupos de los medios de comunicación centró una parte del debate de ayer. Vargas Llosa se mostró de acuerdo con la tesis de uno de los capítulos del libro de Cebrián en el que éste asegura que se trata de un fenómeno inevitable, pero apuntó que el proceso acarrea un "gravísimo peligro"; el nacimiento de oligopolios o monopolios en un campo del que depende, "como de ningún otro, la supervivencia de la democracia"."Nos guste o no, la concentración está ahí, y va a seguir", dijo Cebrián; "es un fenómeno irreversible por motivos de crecimiento económico y de la acumulación de capitales, la desaparición de las fronteras y los satélites de comunicaciones, entre otras muchas cosas" Para el consejero delegado de PRISA, lo importante es admitir el fenómeno y no rechazarlo como si no existiera. "Creo que hay que luchar contra los monopolios", añadió, "estoy radicalmente en contra de los monopolios, pero lo que pasa en España es que el minifundismo de la industria cultural y comunicativa es tan grande que quienes están llegando son los oligopolios que vienen de fuera".

Para Cebrián, "los medios que más chillan contra la concentración, concretamente el que más chilla, es propiedad de la Fiat, uno de los mayores conglomerados industriales y mediáticos que ha existido en la historia; que fabrica coches, televisiones, libros y periódicos, entre otras cosas. Lo que yo digo es que o creamos aquí unos medios de comunicación fuertes para resistir el embate o acabamos colonizados".

El que fue el primer director de EL PAÍS recordó que ahora están a la venta dos cadenas de televisión en este país y no hay ningún candidato español. "Los únicos grupos que se han interesado multiplican por cuarenta o por cincuenta la facturación de cualquier grupo español. Hay norteamericanos, alemanes, y franceses en el terreno audiovisual, porque se basa en una alta tecnología y en unas inversiones cuantiosísimas, que no puede hacer cualquiera. No hay ni un solo grupo español que se pueda sentar a la mesa ni siquiera para tomar el café con los grandes. Eso, en un país que maneja una lengua que hablan más de 300 millones de personas. Hay peligro, sí lo hay. En todo hay peligro. Pero hay sistemas para defenderse, entre ellos, el escrupuloso sistema profesional y la libertad de expresarse en los rnedios". "Nadie puede dudar", dijo, "de la libertad en medios como The New York Times, que es uno de los grandes conglomerados".

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