Escuela española
Un asturiano de 39 años llamado Manuel Díaz Vega carga también con una parte en la responsabilidad de representar a nuestro fútbol ante las pantallas de televisión de todo el mundo. No está incluído en la lista de Clemente, sino en la más grave y decisiva de la de árbitros-FIFA encargados de velar por las reglas.Las reglas del juego las inventaron, reinventaron, escribieron y reescribieron los ingleses. Las entiendan y aplican mejor que nadie. El fútbol inglés es más noble y está mejor arbitrado que ningún otro.
Y en la antípoda de los arbitrajes ingleses está la escuela española, cuyo representante más conspicuo es Díaz Vega, rey del test de Cooper. Es muy valorado por sus exégetas por sus aptitudes técnicas (que no le impiden comerse algún penalti como el que desesperó a Ruiz Mateos no hace mucho), pero nadie puede disimular sus modos autoritarios, tan alejados del estilo inglés. Allí los árbitros sólo sacan tarjetas por vulneraciones realmente graves de las reglas, y suelen resolver los rifirafes apartando a los jugadores acalorados para hacerles reflexionar. Aquí es al revés: mano rápida para la tarjeta.
He hablado de esta cuestión con algunos árbitros españoles, entre ellos Díaz Vega. Sostienen que la diferencia de actitud de los jugadores. es lo que permite a los árbitros ingleses llevar los partidos de esa manera, y que aquí no se apañarían tan fácilmente. Yo les acuso de protagonismo, vicio antiguo en el arbitraje español y cuyos más odiosos representantes quizá hayan sido en la última temporada García de Loza, Brito Arceo y Díaz Vega. A veces pienso que llegan a creer realmente que la gente paga mil duros por verles arbitrar y que los jugadores son accesorios y, por tanto, expulsables a mayor gloria de la verdadera estrella: el árbitro. (Por cierto, los árbitros ingleses emplean sobre todo el verde, el color que menos destaca en un campo de fútbol, por algo será).
En fin, que un ilustre representante de esa escuela de arbitraje altivo y más bien entorpecedor es lo que aportamos en este campo. Encima, la FIFA insta a los árbitros a más dureza en las expulsiones con el fin loable de corregir el juego violento, pero ofreciendo tentaciones peligrosas a cierto tipo de árbitros. Y, sin embargo, hay un camino a la esperanza: Díaz Vega lleva un tiempo moderándose, o intentándolo. Su promedio de tarjetas baja prometedoramente. Quizá la haya llegado la mayoría de edad como árbitro.
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