La vecina de enfrente

Long Island. Nueva York. 1961: Una atractiva muchacha católica de 17 años pierde a su padre y se enamora del chico que regenta la bolera. A pesar de que su madre trata de impedir que salga con él, acaba quedándose embarazada y la encierran en una institución para madres solteras regida por monjas. Una vez más, la historia de siempre.El gran atractivo de Aquella noche, primer largometraje escrito y dirigido por el guionista Craig Bolotin, reside en que esta típica historia, mil veces narrada, está muy bien contada a través de la vecina de enfrente. Una niña de 10 años que admira a la joven enamorada, se convierte en la mensajera entre ella y el chico de la bolera y llega a ser la defensora de su imposible amor. Gracias a esta hábil argucia narrativa, una convencional historia de amor se convierte en una obra de gran interés que muestra la habilidad de Craig Bolotin como guionista y realizador. La niña comenta los amores de su vecina, la espía, la sigue y llega a vivir con ella su gran noche de amor, gracias a un tan simple como eficaz trabajo de dirección, que también incluye una buena reconstrucción de la época.

Mientras C. Thomas Howell queda en un eficaz segundo plano, Aquella noche se convierte en un buen enfrentamiento interpretativo entre una bastante despampante Juliette Lewis, teñida de rubio, y la joven debutante Eliza Dushku. Lo que también demuestra que el debutante Craig Bolotin es un buen director de actores, sobre todo de actrices.

Dentro del cine norteamericano de los noventa, Aquella noche aparece como una económica producción con una especial fuerza, en la medida que logra dar una nueva vida a una tópica y convencional historia.