EMERGE UN CEMENTERIO.
Dos poceros que trabajaban en las obras de un futuro aparcamiento subterráneo se toparon anteayer con un montón de esqueletos. Las primeras especulaciones hablaban de la guerra civil, de la gran mortandad del siglo pasado, incluso de la guerra de la Independencia. La explicación real era más sencilla. Allí, en la actual calle de Arapiles, estaba ubicado en el pasado siglo el cementerio General del Norte, y los dos trabajadores habían encontrado el osario (almacén de los huesos de restos mortales que nadie reclamó cuando se levantó el cementerio). En la foto, el enterrador José Antonio Cerrato (con gafas) y otro funcionario depositan una cesta llena de huesos en un contenedor para trasladarlos al cementerio de la Almudena.
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