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GOLF

El sueño de un magnate

Carlos Arribas

No es el Xanadú de Charles Forster Kane, la pesadilla construc tiva creada por Orson Welles, pero el millonario boliviano Jaime Ortiz Patiño ha construido un oasis en la aridez del punto final de la costa del sol, ya en Cádiz. El sueño de este magnate del estaño aposentado junto a Guadiaro desde hace ocho años es crear el mejor campo de golf del mundo. Y un referente: Augusta.Este hombre perfeccionista e infatigable -a las cuatro de la mañana, con el campo iluminado, observa como los jardineros dejan el campo inmaculado todas las mañanas del torneo- quiere seguir el modelo del mítico escenario del Masters: un club privado y selecto, casi aristocrático, aunque basado en la nobleza del dinero más que en la de la sangre: siete millones, tendría que pagar el que quisiera hacerse socio -no todos los ricos pueden: existe un riguroso comité de selección que analiza una a una todas las solicitudes, y no pasan de 300 los admitidos- y 15.000 pesetas el que quisiera echar una partida, y eso si encontrara hueco. Y aún así, según los conocedores, la construcción de su sueño le sigue costando dinero a Patiño, un mecenas benefactor de la zona, que ayuda también a crear riqueza y atractivo. "Seguramente estoy chiflado", dice Patiño. "Pero estoy dispuesto a gastar fortunas en horas extra del personal y equipamiento nuevo. Quiero que se parezca lo más posible a Augusta".

Patiño ya ha logrado un objetivo. Los expertos proclaman casi unánimemente que Valderrama es el mejor campo de Europa, al menos el más complicado. Poco a poco, el Masters Europeo patrocinado por Volvo ha ido creciendo hasta ser uno de los mejores del circuito. Pero eso no era suficiente. Necesitaba algo más. Y eso lo logró el pasado verano: la designación para jugar ahí la Ryder Cup en 1997, la primera vez en que el más importante campeonato por selecciones se juega fuera de las islas británicas.

Se calcula que el acontecimiento atraerá a unas 500.000 personas y Patiño ya tiene concluido el plan que afecta a su club: mejoras en el campo, contrucción de un aparcamiento para 12.000 vehículos, movilización de 500 voluntarios, instalación de redes telefónicas, eléctricas y televisivas...

Y el escollo casi insalvable. El alojamiento de los asistentes se establecerá en la costa del sol malagueña y la vía de comunicación es autovía excepto un tramo de 20, kilómetros desde Estepona. "Qué imagen daríamos en el exterior", dice Patiño, "si todos se encontraran atascados en esa carretera". Y aprovechando la visita de Manuel Chaves le lanzó el guante a la Junta de Andalucía: "Esa carretera debería ser una autovía".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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