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Bricolaje financiero

RAMON ESPASA El autor explica, paso a paso, cuáles son las claves de funcionamiento de la llamada "Ingeniería financiera" y defiende que la operativa del pelotazo, aunque con muchas variantes, es siempre la misma

"Instruir deleitando" es una máxima de nuestros clásicos que nadie debería olvidar. Por otro lado, los representantes de la soberanía popular estamos especialmente obligados a explicar, lisa y llanamente, aquello que hemos podido conocer en razón de nuestra ocupación.La ingeniería financiera se ha puesto de moda. Muchos hablan de ella, pero pocos han conseguido explicar, clara y gráficamente, lo que en realidad se esconde tras estas mágicas palabras. Los ciudadanos han visto reportajes televisivos o han leído descripciones de trasiegos multimillonarios de dinero sin acabar de desentrañar el fondo del asunto.

Efectivamente, en los últimos años, los "magos de las finanzas" han presidido innumerables portadas de revistas, han acaparado programas de televisión y han llenado páginas y más páginas de prensa diaria, económica e incluso del corazón. Diversos políticos les han hecho mil y un elogios. Se les ha llamado desde "empresarios modelo" a "forjadores de una nueva cultura empresarial competitiva". Pero, como es bien sabido, donde dije digo, ahora digo Diego. Estos mismos prohombres de la política aseveran hoy, con la misma prosopopeya de antaño, que "siempre hemos apoyado al empresario industrial" o, mejor aún decretan, como un redivivo Petit Prince, "la época del pelotazo ya ha pasado". Ahora alguno de estos "magos" está -provisionalmente en la cárcel. Otros esperan pacientemente el devenir de los acontecimientos más o menos confiados en su convicción de no haber roto nunca un plato. O mejor aún, no haber dejado rastros del estropicio.

Pero, ¿en qué consiste eso de la ingeniería financiera?, se preguntará el, paciente lector. ¿Cómo es posible que determinadas empresas y bancos experimenten unas ganancias y unas pérdidas tan asombrosas y paradójicas a la vez? ¿Cómo explicar que unos bancos o unas empresas puedan ayer aparecer saltando de éxito en éxito, de ampliación de capital en ampliación de capital, y puedan hoy entrar bruscamente en bancarrota? ¿Es posible explicar, de forma breve y comprensible, las operaciones, millonarias de compraventa de acciones, el intercambio accionarial entre empresas y bancos, la concesión de créditos con apalancamiento, la utilización repetida de empresas instrumentales opacas, el recurso a circuitos de financiación que recalan, una y otra vez, en paraísos fiscales en los que es imposible conocer a los titulares de las empresas, etcétera?

Creo que sí, pero para tan arduo propósito comenzaremos por pinchar la burbuja de la ingeniería financiera y la dejaremos en simple bricolaje financiero.

Si aceptamos esta necesaria -y justa- simplificación, las brumas van desapareciendo y la esencia del milagro de la multiplicación de panes y peces se nos hace más corpórea. El. truco del almendruco se revela en su descarnada realidad: no es más que un truco.

La operativa del llamado pelotazo, a pesar de todas sus variantes, viene a ser siempre la misma. De hecho, podríamos hablar de un fantástico y excitante cruzado mágico.

Para ello seguiremos el hilo conductor (las flechas) a través de las diversas estancias (los cuadros) y encontraremos al final el broche que anuda y explica el porqué del cruzado mágico. Pero, como en el "hágalo, usted mismo que acompaña a los folletos de bricolaje, conviene primero examinar el esquema, la leyenda y después estudiar los distintos pasos de la cadena.

1. El banco, empresa o corporación de empresas (B) crea una instrumental y la dota financieramente.

2 y 3. Esta instrumental, a la vista de las magníficas expectativas de ganancia que le merece la sociedad de flujos futuros (SFF), decide invertir en ella comprando (según el ejemplo) el 50% de un capital previamente valorado por un experto tasador. Los fondos son siempre aportados por (B).

4. Constituida la inyección de capital vía compra de acciones de SFF y ante nuevas expectativas de mayores ganancias futuras, es el propio B quien también decide comprar acciones de tan magnífica sociedad (en el ejemplo, compra directa, pero cabe también que acudiera a una hipotética ampliación de capital).

5. (B)+(IB) han desembolsado una fuerte suma que ha pasado a manos de los iniciales propietarios de SFF. Estos, en justa y leal correspondencia, deciden a continuación...

6. Comprar acciones de (B) con una pequeña parte de la liquidez que les han producido las ventas de sus acciones de SFF a (B) e (IB). Se produce así el cruzado mágico y el fin de la aventura. Igual que Teseo, hemos salido del laberinto siguiendo el hilo de Ariadna.

¿Por qué este afán de (B) de enriquecer a SFF? ¿Dónde y quién disfruta del maná que cae sobre SFF? ¿Se repartirán a escondidas entre SFF y (B) este maná? ¿Ingeniería, bricolaje, chapuza o timo? Dejo a la indudable perspicacia del lector sacar las consecuencias que estime oportunas de tan fantástico víaje efectuado por tantos miles de millones de pesetas.

Cada uno puede hacer con su dinero lo que quiera, obviamente. Pero cuando en estos cruzados mágicos el dinero utilizado es el de otros accionistas y/ o depositantes, según sea (B) una empresa o además un banco, las cosas cambian. Con el dinero de los demás, ni bricolaje ni ingeniería financiera; sólo escrupulosa y transparente administración, pues, si no, los resultados son, como se ha visto, desastrosos.

Ramón Espasa es diputado de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya

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