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Solbes muestra su preocupación por el déficit público, aunque este año no habrá desviaciones

El ministro de Economía, Pedro Solbes, trazó ayer una profunda preocupación sobre la competitividad de la economía española. Según sus explicaciones, la crisis no ha permitido a la economía española obtener un superávit claro en la balanza por cuenta corriente, algo que sí había sucedido en recesiones anteriores. Este, se traduce en pérdida de competitividad y revela dificultades, estructurales adicionales. Solbes expresó su preocupación por el déficit público y anunció que el Presupuesto de 1.996 "va a ser especialmente difícil". En opinión del PP, esto se debe a que España no está en condiciones de competir en los mercados internacionales debido al "riesgo político".

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La competitividad de la economía española -en especial, su atractivo para conseguir inversiones del exterior a buen precio- fue ayer el centro de los debates en la comisión de Economía del Congreso. Pedro Solbes, en una comparecencia a petición propia, no ocultó su preocupación al respecto. Dijo que, a diferencia de crisis anteriores, en la última recesión no se ha producido un superávit en la balanza por cuenta corriente. Es decir, que el saldo de las entradas y salidas de mercancías, servicios y transferencias ha sido deficitario en un 1% del PIB, situación que "puede repetirse en 1995".Ello plantea tres dudas al ministro: que la economía española haya perdido competitividad, que existan unas dificultades estructurales adicionales y que la crisis haya sido muy profunda pero corta y que no haya dado tiempo a corregir el desequilibrio exterior. Solbes no fue concluyente al respecto y se limitó a anunciar que este desequilibrio "sin duda alguna va a tener importancia en el futuro". En defintiva, que en una etapa de recuperación la economía demande más ahorro del exterior y que éste haya que pagarlo caro elevando tipos de interés.

Junto al desequilibrio exterior, el ministro de Economía tampoco ocultó su preocupación por el déficit público. Este ano se cumplirá el objetivo sin apenas desviaciones y lo mismo se atrevió a anticipar para 1995. Pero, en línea con las advertencias del Banco de España, Solbes dijo que el presupuesto de 1996 será "especialmente difícil". En ese año se prevé reducir el déficit desde el 5,9% previsto para 1995 hasta el 4,4%. El ministro anunció que habrá "una elaboración temprana" de ese presupuesto para ver "posibles márgenes de reducción del gasto".

El portavoz del PP, Cristóbal Montoro, no dudó en atribuir el déficit exterior a que la economía española "no tiene capacidad de competir con éxito" a pesar de las tres devaluaciones de la peseta. Los mercados financieros internacionales valoran, según Montoro, "que existe un riesgo político importante" lo que "retrae las inversiones y amenaza la recuperación". Negro sobre negro, Montoro añadió que el Gobierno está defraudando a parte de la población que: "no nota esa recuperación ni en el empleo ni en su renta disponible ni en los impuestos que paga".

El PP, en sus críticas, involucró directamente a los nacionalistas catalanes, lo que motivó la reprimenda de la presidencia de la Comisión, pues de lo que se trataba era de una sesión de control al Gobierno. El portavoz de CiU, Francesc Homs, contestó sin embargo a Montoro por "no decir nada positivo y no reconocer que en los últimos meses se ha hecho mucho en materia económica". Añadió que "intentaremos llegar al final de la legislatura, porque hay que recuperar el tiempo perdido y lograr que la economía española sea cada año más competitiva".

Juan Pedro Hernández Moltó, portavoz del PSOE, fue más agresivo. Advirtió al PP que "cuando hablen de los inversores internacionales no les asusten y no les engañen, porque las perspectivas económicas son realmente buenas". Dijo que cómo es posible hablar de pérdida de competitividad cuando la economía española va a conseguir crear empleo con un crecimiento económico por debajo del 2,5%.

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