Garzón vuelve
COMO EL cartero, el juez Baltasar Garzón ha vuelto a llamar una segunda vez a las puertas de antiguos altos cargos del Ministerio de Interior en busca de los inspiradores y responsables de los GAL. Y esta vez el que fue juez instructor del caso Amedo parece contar con datos e indicios que le permiten subir algunos escalones jerárquicos por encima de los ex policías Amedo y Domínguez, hoy en régimen abierto tras su condena a 108 años de cárcel como inductores de seis asesinatos frustrados cometidos por los GAL en Francia en febrero de 1986.Esta nueva instrucción judicial sobre actuaciones delos GAL tiene por objeto determinar responsabilidades en tomo al secuestro de Segundo Marey, ocurrido en Hendaya (Francia) en diciembre de 1983. Éste fue el primer atentado atribuido a esas siglas terroristas. La de tención de Julián Sancristóbal -entonces gobernador civil de Vizcaya, nombrado más tarde director general de la Seguridad del Estado por José Barrionuevo- y de otros cuatro altos cargos policiales asignados a la Jefatura Superior de Bilbao parece reconducir la investiga ción sobre esta siniestra trama por los derroteros que no fue posible transitar en el caso Amedo. Los resultados de esta nueva iniciativa procesal dirán si el hilo que ahora retorna el juez Garzón conduce a la inquietante X con que coronó el organigrama de los GAL en el momento de elevar el sumario sobre el caso Amedo a la Audiencia Nacional, en julio de 1988.
Es posible que Garzón cuente ahora con datos y testimonios que el paso del tiempo y las nuevas irivestigaciones sobre el uso de fondos reservados -sobre todo, a raíz del asunto Roldán- le han servido en bandeja. Las confesiones realizadas ante el juez por Amedo y Domínguez el pasado viernes parecen haberse convertido en material acusatorio de primer orden. Los detenidos no son, desde luego, nuevos en el, escenario de la investigación de los GAL ni, por tanto, unos desconocidos para Garzón. La mayoría de ellos ya tuvieron que vérselas con el juez instructor del caso Amedo, si bien bajo la conminatoria orden de Barrionuevo de abstenerse de responder a cualquier pregunta sobre los fondos reservados. Hoy, algunos de los detenidos ya no son funcionarios y no es probable que los que siguen siéndolo se encuentren con una orden parecida por parte de quien está al frente de Justicia e Interior.
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