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La policía dispara a bocajarro contra un hombre armado con un cuchillo delante de la Casa Blanca

Antonio Caño

La policía norteamericana disparó ayer a bocajarro contra un individuo armado con un cuchillo en la puerta de la Casa Blanca. El sospechoso, que en ningún momento constituyó una amenaza seria ni para el presidente ni para los vigilantes de la mansión presidencial, resultó gravemente herido en el pecho durante el incidente, que ha servido de prueba manifiesta del estado de nerviosismo en que se encuentran los responsables de la seguridad del presidente Bill Clinton como consecuencia de los tres incidentes anteriores ocurridos en los últimos meses.

Alrededor de las 9.15 horas, la policía localizó a un hombre negro y con aspecto de pordiosero armado con un cuchillo de grandes dimensiones cerca de una de las entradas de la fachada norte de la Casa Blanca. El sospechoso fue inmediatamente rodeado por policías armados con pistolas que le exigieron entregar su arma. Según se comprueba en las imágenes grabadas por un aficionado, el interpelado desatendió la orden e hizo un ligero ademán de agredir a un policía. Éste respondió con dos disparos, uno de los cuales hizo impacto en el pecho y otro en la pierna.Como se observa en las imágenes, el hombre rodeado, pese a conservar todavía el cuchillo en la mano, tenía mínimas posibilidades de atacar a los policías, que no encontraron mejor método de reducirle que abatirlo a tiros de forma casi mortal. En el momento en que un agente hizo los disparos, varios policías tenían ya la situación bajo control, y el sospechoso sólo parecía retener su arma por desesperación.

El hombre herido, identificado como Marcelino Corneill, fue trasladado a un hospital cercano, donde anoche permanecía en estado crítico. Se desconoce cuál era la razón por la que llevaba un cuchillo y por qué se negó a entregarlo a la policía. En las imágenes grabadas, Corneill tiene el aspecto de lo que en Estados Unidos se llama un homeless, un mendigo sin hogar.

Después del incidente, la policía acordonó la zona que, como cada mañana en esta temporada navideña, estaba llena de turistas.

El pasado sábado fueron disparados cuatro tiros contra la pared sur de la Casa Blanca, uno de los cuales hizo impacto en una ventana del comedor presidencial. A finales de octubre, Francisco Martín Durán, un hombre que quería protestar por la política de Bill Clinton contra la venta de armas, hizo 29 disparos contra la residencia del presidente norteamericano. A mediados de septiembre, una avioneta se estrelló contra el jardín del mismo edificio.

Esta sucesión de incidentes hace temer que atacar la Casa Blanca pueda convertirse en objetivo una nueva forma de extrema manifestación de desconformidad en una sociedad donde abundan las acciones desesperadas protagonizadas por desquiciados.

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