González desoye la propuesta de Aznar de consensuar la presidencia de la UE

IGNACIO CEMBRERO El presidente del Partido Popular (PP), José María Aznar, propuso ayer consensuar con el Gobierno las principales orientaciones de la presidencia española de la Unión Europea (UE), en el segundo semestre de 1995, pero el jefe del Ejecutivo, Felipe González, omitió contestar a su oferta a pesar de que las ideas esgrimidas por el líder de la oposición coinciden, en cierta medida, con las suyas. González sí vaticinó, en cambio, que la economía española acabará, como en los años ochenta, creciendo por encima de la media de sus socios comunitarios.

El debate en el Congreso de los Diputados sobre el Consejo Europeo de Essen se celebró ayer, con una semana de retraso sobre lo que suele ser habitual y once días después de que concluyese la cumbre. Aznar, que se encontraba el martes y miércoles pasado en Praga asistiendo a la reunión de la Unión Democrática Europea, pidió a la mesa de la Cámara baja que se aplazase la cita.Si González hizo una valoración "satisfactoria" de la cumbre, el líder del PP, en cambio, advirtió sobre el "apresuramiento" de ampliar la Unión Europea al Este sin medir las consecuencias financieras de tal iniciativa. Subyacía en sus palabras el temor, compartido por el Gobierno, a que la solidaridad financiera de la Unión Europea, de la que ahora se benefician esencialmente España y otros Estados mediterráneos menos prósperos, se reoriente hacia los países centroeuropeos.

Las ideas que el líder de la oposición quiere consensuar -hoy presentará una proposición no de ley en este sentido- coinciden, en buena medida, con los objetivos del Gobierno (Mediterráneo, Iberoamérica, etcétera), pero adolecen de un enfoque menos federalista o integrador que el del Ejecutivo y ponen más énfasis en la necesidad de fortalecer la cooperación entre Estados y el Consejo de Ministros de la Unión Europea.

Documento de reflexión

Varias metas mencionadas por Aznar, como la firma de acuerdos con Marruecos y Túnez, ya habrán sido, probablemente, alcanzadas cuando le toque a España encabezar la Unión. Felipe González no contestó al ofrecimiento de Aznar, pero sí anunció el envio a la cámara de un documento de reflexión sobre la reforma institucional en 1996.

Rafael Ribó, el más europeísta de los dirigentes de Izquierda Unida-Iniciativa perCatalunya (IU-IC), no expresó el deseo de consensuar nada, pero preguntó en qué condiciones va a ir el Gobierno español a presidir" tras la multiplicación de los escándalos. "Debería ir fortalecido, pero parece que usted está en la tesitura contraria" y espera "que le fortalezca la presidencia". Acabó acusándo al Ejecutivo de pretender convertir el semestre español en "un instrumento partidista" para la recuperación electoral.

Apoyo de CiU

Como era de esperar, Miquel Roca, de Convergencia i Unió (CiU), compartió a grandes rasgos la valoración positiva de la cumbre de González. Y, sobre todo, defendió la política económica del Gobierno. El dirigentenacionalista catalán reconoció que el crecimiento español se situaba aún ligeramente por debajo de la media europea, "pero la aceleración en la recuperación económica es más importante que en otros países" por lo que es de prever que la expansión será más rápida. González hizo después el mismo pronóstico.

Iñaki Anasagasti, del Partido Nacionalista Vasco, formuló, por su parte, una petición con relación a la presidencia española. Tras recordar que la cancillería alemana eligió Essen, una ciudad en plena reconversión industrial, para acoger su cumbre, solicitó que el Consejo Europeo que organizará España se celebre en una ciudad de la cornisa cantábrica de características parecidas, es decir, Bilbao. El Gobierno ha decidido que se desarrollará en Madrid.