La 'rubia' nos abandona
La popular moneda de una peseta, en uso desde 1944, desaparece de la circulación
Ya no valía ni para comprar un paquete de pipas, ni una piruleta. Ha perdido valor hasta entre los niños, que se mueven ahora en otras magnitudes monetarias de mucha más enjundia, por culpa de las sucesivas devaluaciones. La moneda dorada de una peseta, cuya primera acuñación fue ordenada por Franco en 1944, aunque tardara en llevar su efigie tres años más, desaparece de la circulación.Una orden, sancionada conjuntamente por el gobernador del Banco de España, el director general del Tesoro y el presidente de la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre, dio ayer por muerta en el Boletín Oficial del Estado a la peseta dorada, la popular rubia, presente hasta hace poco en los bolsillos de los españoles.
En realidad, lo único que ha hecho el BOE es publicar la necrológica de una muerte anunciada. El valor de la rubia, sentimental y metálico, hacía tiempo que era muy superior al dinero que representa. Para ocupar su lugar, la Fábrica de la Moneda y Timbre sacó al mercado en 1989 otra moneda ínfima de 14 milímetros, color hojalata, tan imperceptible al tacto como para haber sido bautizada como lenteja. Poco a poco, ha ido sustituyendo a la rubia, en un viaje de despedida que lleva consigo una carga de tristeza y sentimentalismo entre quienes han pasado la mayor parte de su vida obteniendo pequeños placeres con su intercambio.
Quien no albergue sentimientos o sea coleccionista dispone de plazo hasta el 1 de enero de 1997 para utilizarla como moneda de cambio. En la despedida, la rubia no se irá sola. En el maremágnum de monedas de uso que existen actualmente en España -del que dará cuenta El País Semanal en su próximo número- los españoles disponen de 52 monedas diferentes, aunque se correspondan todas ellas con sólo ocho valores: 1, 5, 10, 25, 50, 100, 200 y 500 pesetas.
Este enorme abanico de maldito parné carece de la más mínima coherencia, según Cruz Novillo, diseñador de la primera colección de billetes en 1979, cuando el entonces gobernador del Banco de España, José Ramón Alvarez Rendueles, le encargó la confección de una serie de billetes que se ajustaran al tamaño de los billeteros de bolsillo. "No entiendo cómo no se hizo lo mismo con las monedas", dice Novillo. "Lamento que no se las encargaran a un diseñador, incluso a mí mismo". Según Novillo, el diseño de las monedas ha dependido siempre de los técnicos de la FNMT y de las decisiones aleatorias de gobernador de turno; de ahí su caos y falta de coherencia.
Se supone que este caos desaparecerá a partir de 1997, cuando sólo existan ocho monedas metálicas de curso legal. El resto se retira de la circulación junto a la rubia. Quienes las tengan en su poder disponen de 23 meses para canjearlas en cualquier oficina bancaria.
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