El Rey dice en China que no todos los Estados deben regirse por el mismo sistema
El Rey fue muy cauto. Se abstuvo ayer de animar a sus anfitriones chinos a que se adentren por el camino de la democracia al tiempo que liberalizan la economía de su país. Don Juan Carlos sí preguntó al jefe de Estado chino, Jiang Zemin, por la evolución política de China y éste le dejó claro que seguirían el ejemplo de los occidentales, a lo que el Monarca respondió, dándole implicitamente la razón, que no todos los Estados deben regirse por el mismo sistema.
Jiang recibió con honores de ordenanza a su huésped en el gélido Salón Principal del Gran Palacio del Pueblo y, a continuación, le condujo con su séquito a otro salón adyacente y no menos frío. Aún así, el presidente chino recalcó a su huésped que le brindaba una "cálida bienvenida" y, para subrayar su alegría, acudió con toda solemnidad a una cita de Confucio: "Es un gran placer tener amigos que han venido a visitamos desde tan lejos".
Al saludo público de Jiang, contestó el Monarca expresando su satisfacción por "volver a visitar un país en plena evolución y venir en un momento interesante, sobre todo siendo los primeros jefes de Estado que venimos después de los acontecimientos en China'.
El "acontecimiento" al que se refería el Rey fue la matanza por parte del Ejército de varios centenares de estudiantes en la plaza de Tiananmen, en junio de 1989, tras la cual la cumbre de la Comunidad Europea de Madrid adoptó sanciones contra China, entre las que figuraba, hasta su supresión hace dos meses, la cancelación de visitas de jefes de Estado. Don Juan Carlos es el primer jefe de Estado que se desplaza a Pekín tras el levantamiento de esta medida comunitaria.
Ya a puerta cerrada, y después de señalar que uno de los principios de la política exterior española es la no injerencia en los asuntos internos de otros países, el Monarca preguntó cómo había evolucionado, en paralelo a la apertura económica, el sistema político chino.
Jiang explicó que al lado del Partido Comunista existen otras ocho formaciones políticas que, en vez de oponerse, cooperan con él. Recordó que un congresista de Estados Unidos le preguntó por qué no había dos partidos que se alternaran en el poder. "Estados Unidos", prosiguió en tono de queja el presidente chino, "quiere difundir su modelo a todo el mundo, lo que sería muy monótono".
Don Juan Carlos le dio implícitamente la razón. "Lo que es bueno para un país no tiene que ser necesariamente bueno para otro", declaró, según Asunción Valdés, directora de Comunicación de la Casa del Rey.
Al margen de esta justificación del propio régimen, Jiang quiso trasmitir dos ideas a sus huéspedes, precisamente cuando el líder chino Deng Xiaoping está gravemente enfermo. La tercera generación de dirigentes desde la revolución, de la que él forma parte, ya está firmemente asentada en el poder, y China no debe ser percibida como una amenaza, sino como un factor de estabilidad.
Una novia para Chu Lin
En la entrevista, don Juan Carlos recordó que en su anterior viaje a China, en 1978, recibió como regalo una pareja de osos pandas que fueron, además, los primeros en reproducirse en cautiverio. De aquella unión nació Chu Lin. Necesitamos, prosiguió, "una hembra panda para el pobre Chu Lin, que está solo".
"Seremos muy activos para solucionar este tema con los organismos competentes", contestó Jiang Zemin, aparentemente sin comprometerse. Los sinólogos consideran, no obstante, que su respuesta puede interpretada como un sí a la petición real.
Los Reyes dieron un distendido paseo por la ciudad en el que se saltaron, a pesar de que estaba prevista, la puerta de Tiananmen. Caminaron por la calle de Liulichang, una de las pocas que subsisten del viejo Pekín, repleta de tiendas de anticuarios en las que doña Sofía compró un tintero y una cometa. "Juanito, aquí hay relojes", gritó la Reina a don Juan Carlos, pero el Monarca no picó y optó por charlar con la prensa.
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