La tercera legislatura consolida la Asamblea
El Parlamento regional aprobó 60 leyes, tendrá sede tras 13 años y reforma su 'dietitis'
El solar donde se construirá el edificio de la nueva sede de la Asamblea de Madrid, en Vallecas, ya está vallado. Las máquinas lo tomarán casi al mismo tiempo que finaliza la tercera legislatura del Parlamento regional. No son unas obras cualquiera. La Cámara autonómica ha vivido de prestado casi 12 años, en los que ha competido por afianzarse en el sentido común de los ciudadanos. Ahora, con 140 leyes aprobadas, necesita cimentar con una construcción simbólica su consolidación como institución útil.
La Asamblea ha superado su particular travesía del desierto. En la primera etapa, entre 1983 y 1987, se conformó con abordar 43 leyes, muchas menores y encaminadas a facilitar su mero funcionamiento. En la segunda, que concluyó en 1991, el Parlamento vivió su mayor periodo de agitación, superó una traumática moción de censura y se tramitaron 37 leyes, una gran parte de ellas de contenido ecológico. La tercera legislatura, ahora conclusa, es calificada como la de la "consolidación" por el presidente del Parlamento, Pedro Díez.
En el cuatrienio último se han discutido 86 proyectos de ley desigual importancia y se han aprobado 60: 44 remitidos por el Gobierno, sólo tres por el PP en la oposición, cinco por IU, dos por el Grupo Socialista y seis conjuntos.
Los 101 diputados regionales, que serán 103 tras las elecciones, han abordado sobre todo dos leyes básicas, polémicas en su elaboración, pero cada día más asentadas. La más importante, quizá, políticamente ha sido la Ley del Suelo: PSOE e IU tuvieron que ceder en sus pretensiones intervencionistas y descafeinaron sus ideas más izquierdistas. El PP, por su parte aceptó la trascendencia de poder "planificar" desde la Comunidad un territorio muy desequilibrado. Al final se llegó al consenso, todo un hito.
La otra gran ley, fundamentalmente por su repercusión directa sobre los hábitos ciudadanos y económica sobre algunas de las empresas más importantes, ha sido la que regula los horarios comerciales. De la libertad total a la que se habían acostumbrado los consumidores y las multinacionales extranjeras del sector de las grandes superficies a la restricción de poder comprar sólo los primeros domingos de mes y muy pocos festivos.
Ha habido muchas más leyes, proposiciones y comisiones celebradas en esta legislatura, entre ellas tres de investigación de los conocidos como casos
Atocha, Renfe e Ibercoop. Se han abordado pocas leyes medioambientales (sólo cuatro, una la forestal y otra para crear el Parque Regional del Sureste), varias para favorecer la participación de colectivos y ciudadanos (consejos de la cultura y la mujer, el deporte, la supresión de barreras arquitectónicas) y otras para atajar la crisis económica (avales y ayudas a empresas en crisis).
Los diputados, además, han arreglado su sistema de retribuciones. La Asamblea padecía una proliferación de comisiones y comparecencias de consejeros y altos cargos en gran parte porque los parlamentarios no tienen sueldo y cobran por cada asistencia a esas reuniones: dietitis. El modelo se ha clarificado, pero dos meses antes de finalizar este periodo de sesiones.
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