Cita previa

Año 1995. Un jueves de mediados de marzo. Telefoneo al ambulatorio de la Seguridad Social de Arganda pidiendo cita con el dentista.-Mañana, viernes, a las diez y media -me responden.

Viernes. Son las once y cuarto y el galeno no aparece. La enfermera se aproxima a una señora que, como yo, espera, y le dice: "Pues no sabemos, pero por la hora que es, no creo que venga ya".

Llamo el lunes siguiente: me citan el martes, a las diez y media.

Martes. Dentista: "Eso se lo tiene que ver en Madrid el estomatólogo. Extracción de cordales", remata.

Enfermera [me da el volante]: "Baje a la primera planta y pida cita".

Allí lo intento, pero un funcionario me explica que hasta el 22 no disponen del cuadrante correspondiente.

22 de marzo. Por fin me dan cita: ¡el 22 de mayo, a las doce y cuarto!

22 de mayo (doce menos cuarto). Hospital Gregorio Marañón. Presento el volante en información: "Pase a la ventanilla 2", me invitan.

Accedo a la ventanilla 2: "Con esta tarjeta blanca vaya a la 1". Gano la ventanilla 1, donde me expiden una tarjeta plastificada. "Con esto, suba a la tercera planta. Le llamarán".

Son las doce y diez. Estoy en la tercera planta. "Estomatología", leo en un cartel. Otro dice: "Acceso a consultas. Espere llamada".

Son las doce y media. "¿Faltará poco?". A la una empiezo a sospechar que algo raro pasa. La una y media. "¿Estaré en otro hospital? ¿Habré leído estomatología pero lo que en realidad pone es estomagología? ¿Existen los estomagólogos?".

A las dos menos cinco abordo a una enfermera: "Mire, señorita, yo estaba citado a las doce y cuarto y ya son más de las dos. ¿Quiere mirar a ver qué ocurre? -Un momento, por favor (pasa y sale a los cinco minutos). No encuentro su hoja de citación; ni la tarjeta.-Yo tengo esto -y la ofrezco los papeles que llevo encima.

-Pero hombre, ¿cómo no me los entregó al llegar?

-¿Al llegar? Al llegar he seguido rigurosamente todas y cada una de las instrucciones de este centro: ventanilla 2, ventanilla 1, tercera planta y espere llamada.-Momentito -me ruega, antes de volver a desaparecer.

A las 2.15 sólo quedamos una señora, su hijo y yo.

Sale la enfermera: "¿Inmaculada? ¿No será usted Inmaculada?" -me lanza, sorprendida de su propia pregunta.

-Nunca lo he sido, pero si hay que serlo para que me atienda, cuente con ello.

-No sé. A ver si, por error, le han dado en ventanilla la tarjeta de Inmaculada, y a ella la suya.

-Pero si antes de entregársela a usted yo mismo he visto mi nombre grabado en ella.

-A ver, un momento ... -dice adentrándose en la sala.

Son las dos y veinticinco. Lo han encontrado porque me hacen pasar hasta la doctora (que me atiende muy amablemente, por cierto). ¡Horror: tengo que volver para una radiografía!

-Ventanilla número 8 -finaliza la enfermera, que siempre mantuvo buen tono.Ventanilla número 8: "¿Le cito para el verano, o ya para octubre?".

-Para el verano, claro -confirmé, algo aturdido.

-En ese caso tendrá que venir otro día, porque aún no disponemos de la planificación correspondiente a esos meses".

-Eso sí que no. Cíteme para octubre y que sea lo que Dios quiera.

-El 2 de octubre, entonces.

Prometo que todo esto es tan cierto como que, después de entregarme el nuevo volante, miré de reojo a la fecha por si el 2 de octubre no era el de 1995.-

Arganda del Rey, Madrid.