El enfado de Finito
Pereda / Joselito, Ponce, Finito
Toros de José Luis Pereda, desiguales de presentación -el 3º, anovillado y encastado-, muy flojos y mansos. Joselito: ovación y silencio. Enrique Ponce: ovación y oreja. Finito de Córdoba: ovación y palmas. Plaza de Málaga. 17 de agosto. 5ª corrida de feria. Casi lleno.
Lo que son las cosas: Finito se enfadó y dibujó el toreo. Dos milagros en uno: el primero, que este torero cambie el semblante, y el segundo, que el toreo resplandezca.El suceso ocurrió en el tercero de la tarde, un animal muy chico y manso, que provocó las protestas del público. El toro huía de su propia sombra, mientras ofrecía muestras de flaqueza y al torero se le mudaba la color. Apretó con genio en el caballo, y la cuadrilla provocó el choteo general en el tercio de banderillas. Cuando Finito tomó la muleta, la plaza era un clamor de protestas contra el presidente, el ganadero y el vecino de al lado. Se presagiaba, pues, una labor de trámite, pero Finito enseñó la muleta, emergió la casta del animal y surgió una tanda de derechazos muy aceptables.
Se acallaron las protestas y la gente se dispuso a disfrutar. Fueron tres tandas con la mano derecha de toreo cálido, arrebatador, largo, hondo y bellísimo; un toreo de cartel. Así fue la transfiguración de Finito, que sólo pudo torear por la derecha porque el encastado novillo se negó a embestir por el lado contrario. Cuando los tendidos aún no salían de su asombro, el torero montó la espada y todo el encanto se esfumó. Sin recato alguno, se echó fuera tres veces y todo el regusto anterior quedó en una cariñosa ovación. Muy animoso en el sexto, más parado, toreó decidido al natural.
También toreó de manera excelente Enrique Ponce al quinto de la tarde, un manso muy parado al que le plantó cara con auténtica gallardía. Su labor fue meritísima, no sólo porque arrancó varias tandas a un marmolillo, sino porque los pases por ambas manos fueron largos y profundos. Cortó una oreja ganada a ley porque se jugó el tipo con valor auténtico.
También Joselito toreó, aunque su maestría no llegó a los 30 segundos.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.