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Entrevista:

"Madrid está irreconocible con tanto cipote"

A sus 41 años, cumplidos el 23-F, y después de más de 20 de dura carretera Rosendo reconoce que le va bien. Ser el rockero maldito de Madrid, el de los problemas con las discográficas el último mono de su oficina de representantes, ha quedado atrás. Tras los éxitos de su disco, Para mal o para bien, y de un recital hace ahora un año en Las Ventas, se enfrenta de nuevo a una audiencia eminentemente juvenil. Se sabe querido por el público y quiere mantener a toda costa su imagen de honradez y coherencia con los principios que le llevaron a lanzarse a la vorágine del rock and roll cuando aún no había cumplido ni 20 años.Su guitarra carabanchelera está afinada, y su voz, tan arrastrada chula y como siempre, no oculta su emoción por compartir cartel con chavales que aún no tienen 20 años.

Pregunta. ¿Cómo afronta sus últimos compromisos?

Respuesta. Encantado. No me desagrada lo de ser el abuelete del rock español, pero tampoco quiero que se me considere un dinosaurio.

Pregunta. ¿Cuál es el secreto para conectar con chavales que podrían ser sus hijos?

Respuesta. Digamos que he salido del circuito del rock duro, lo que me ha costado hasta palos de mi gente. Es posible que no sea tan duro como cuando teñía 25 años pero, aunque mi música parezca ahora más blanda, en textos soy cada más duro. Y luego, que he hecho más ecléctico. Tengo más de 100, canciones editadas, me interesa evolucionar y me aburriría hacer siempre lo mismo. Me gusta meter un reggae, una frase rapeada.. toques funks...

P. ¿No ayuda tener un hijo, al parecer rrapero, de 17 años?

R. Claro. Mi hijo me está haciendo escuchar mucha música que, si no fuera por él, no escucharía, y hay cosas que me gustan. Le va poco el rock, pongo más de mi parte para entenderle a él que él a mí.. Situviera su edad creo que estaría en su rollo.

P. ¿Qué diferencia hay entre su Madrid de hoy y el de hace 20 años?

R. Se ha desplazado el tinglado a los barrios, con eso de los cierres famosos de los bares del centro. 0 sea que, sin querer, están dando vida a los barrios, pues en cada uno ya hay cuatro o cinco locales con grupitos tocando.

P. ¿Y el Madrid no musical?

R. Está irreconocible con tanto cipote que le han plantado últimamente por todos los rincones. ¡Qué agobio!

P. ¿Se le ha acabado el malditismo?

R. Después de Leño empecé bien en solitario y luego, nada. Me ha costado levantar cabeza. Ahora sí noto un tirón.

Rosendo. Hoy en el Polideportivo Los Cantos. Avda. de Los Cantos s / n. 1.000 pesetas.

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