El distanciamiento de un ministro
"El Gobierno ha pasado a la ofensiva", declaró Barrionuevo tras nacer los GAL
Todas las acciones terroristas de los GAL se perpetraron mientras ocupó el Ministerio del Interior, del 3 de diciembre de 1982 al 8 de julio de 1988, José Barrionuevo. Sus juicios, declaraciones y comentarios sobre esta organización mientras estuvo activa o cuando, ya desaparecida, las investigaciones judiciales empezaron a arrojar alguna luz, revelan un cuidadoso distanciamiento.Hay afirmaciones significativas y silencios todavía más reveladores. Hay gestos y actitudes susceptibles de interpretarse en os sentidos opuestos. El entonces mininistro lo negó todo desde que se plantearon las primeras sospechas de relación entre los GAL y el aparato policial, y amenazó a quienes preguntaban con "exigirles responsabilidades".
Él encarnó más que nadie la sorprendente contradicción con que las autoridades españolas encararon siempre las cuestiones sobre, los GAL. La respuesta monocorde era que los GAL no actuaban en territorio español, sino francés, Las mismas autoridades reclamaban colaboración de París para luchar contra ETA, que nunca perpetraba atentados en territorio francés, sino español.
Barrionúevo ya lanzó un revelador mensaje el 31 de julio de 1983. Faltaban más de cuatro meses para que los GAL, con su nombre, secuestraran en Hendaya a Segundo Marey. Faltaban dos, meses y medio para el secuestro en Bayona de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, y. para el intento de secuestro, siempre en el País Vasco francés, del dirigente de ETA p-m José María Larretxea, que acabaría con c,1 encarcelamiento, de cuatro policías españoles.
"Planteárselo con seriedad"
Algo se debía de mover en el ambiente porque EL PAÍS preguntó a Barrionuevo en una entrevista "¿cuántos compañeros suyos en el Gobierno le han pedido o sugerido que actúen contra ETA en el sur de Francia?". Barrionuevo contestó: "Miembros del Gobierno, ninguno. Insinuaciones, en bastantes ocasiones". A continuación deslizó "Pero creo que eso siempre hay que planteárselo con seriedad y, dándose cuenta de lo que representa y de las responsabilidades que se asumen".
Como en ocasiones posteriores al hablar de los GAL, el ministro aludió al respeto de la ley."Nosotros somos muy respetuosos y escrupulosos con la legalidad internacional y con las relaciones cori. nuestros vecinos. Dentro de la legalidad, de todas formas, no desechamos ninguna posibilidad".
El 18 de octubre de 1983 cuatro policías españoles fueron detenidos por sus colegas franceses y acusados de intentar secuestrar a Larretxea. Interior mantuvo siempre que se trataba de interrogarle sobre el paradero del capitán Alberto Martín Barrios, secuestrado y finalmente asesinado por ETA p-m. Otros indicios apuntan a que se intentaba plantear a los terroristas un canje. La vida de uno por la del otro.
Barrionuevo se limitó a declarar: "No hay guerra sucia contra ETA". Cuando los cuatro policías quedaron en libertad provisional bajo compromiso de honor de sus responsables en España de que volverían para ser juzgados, se trasladó a Barcelona y almorzó, el 10 de diciembre de 1983, con uno de ellos, el inspector Jesús Alfredo Gutiérrez Argüelles.
La única conclusión que extrajo, según relató luego, fue que el régimen penitenciario francés era mucho más severo que el español, y eso que los cuatro policías habían sido tratados con "cierta deferencia". Preguntado si los policías regresarían a Francia para ser juzgados, contestó: "Nosotros hacemos honor a nuestros compromisos". Los policías jamás acudieron al juício. Cabe inferir que Barrionuevo se refería a su compromiso de honor con los funcionarios que habían intentado un acto delictivo en un país extranjero y no al contraído con la s autoridades de aquel país.
El 19 de diciembre los GAL perpetran su primer asesinato. Cae abatido a balazos en Bayona Ramón Oñaederra, Kattu. Barrionuevo se apresura a trazar una línea defensiva que mantendría durante años, hasta que las evidencias judiciales empezaron a amontonarse en la puerta de su ministerio. Tardó sólo dos días en descalificar como "un a calumnia" las sospechas o insinuaciones de connivencia entre los autores del asesinato y el Gobierno español. Yamenazó con "exigir responsabilidades" al que formulara la acusación.
El 1 de febrero siguiente, cuando los GAL ya han acumulado en su historial dos asesinatos, el diario italiano Il messaggero publica una entrevista con el ministro del Interior. "El Gobierno español ha pasado a la ofensiva en su lucha contra la organización terrorista ETA", declara, y destaca además como elementos positivos el aumento de la colaboración francesa y la consolidación de la democracia en España.
Preguntado si el asesinato del teniente general Guillermo Quintana Lacacci provocaría una escalada de la guerra sucia, Barrionuevo contesta: "No podemos ser interlocutores de ese tipo de preguntas, ni podemos pronunciarnos sobre fenómenos que no controlamos".
En febrero de 1984 se inicia una escalada. El día 8 caen asesinados dos presuntos miembros de ETA en Hendaya y el 25 otro en Mauleón. Es también el mes elegido por Barrionuevo para reorganizar a fondo la cúpula ministerial. Habían pasado sólo 14 meses desde la toma de posesión. Abandona la subsecretaría Carlos Sanjuán y le releva Rafael Vera, hoy procesado por el caso GAL.
Se incorpora como director de la Seguridad del Estado Julián Sancristóbal, procedente del Gobierno Civil. de Vizcaya y también procesado ahora. La salida de Sanjuán iría seguida de la destitución o dimisión de todo su equipo en el ministerio y la policía , . Por primera vez, se concluyó, Barrionuevo contaba con un equipo "de su plena confianzá".
Seguía expresándose con palabras y con hechos. El Ministerio del Interior, con el titular a la cabeza, manifestó de forma explícita su respaldo al comisario Manuel Ballesteros, que había sido responsable máximo de la lucha antiterrorista y luego sena recuperado para la misma función.
Ballesteros iba a ser juzgado en San Sebastián por negarse a facilitar a los jueces la identidad de tres personas que el 23 de noviembre de 1980 cruzaron violentamente la frontera hispano-francesa, minutos después del ametrallamiento del bar Hendayais, donde hubo dos muertos y 10 heridos. Por orden de Ballesteros, la Guardia Civil les dejó en libertad. Eran informadores, según Interior. Los jueces- sosp9chaban que eran los autores del masivo atentado. El encubrimiento de un episodio de la guerra sucia de cinco años antes recibía el aparente respaldo del equipo de Interior.
"Vulgares asesinos"
En octubre de 1985, Barrionuevo pronuncia una rotunda condena de los GAL. Los tacha de "banda de vulgares asesinos" como " cualquier otro grupo, de cualquier orientación o cualquier finalidad, que practiqué la violencia". Los GAL acababan de perpetrar a finales de septiembre su más sangriento atentado, con cuatro víctimas mortales en el Monbar de Bayona.. Habían comenzado también los "errores" y los asesinatos de ciudadanos franceses sin sospecha de relación con ETA.
Días después, tildaba de "gamberrismo político" las pintadas que relacionaban a los GAL con el PSOE y calificaba el mensaje de "interpretación maliciosa". "Tanto el PSOE como el Gobierno lo hemos dicho muchas veces. Rechazarnos y combatimos todas las formas de criminalidad, absolutamente todas, sin excepción. Y eso es todo lo que puede decirse".
En diciembre de 1985 los GAL habían perpetrado una veintena de asesinatos y había ya mercenarios detenidos.Alguno declaró haber recibido dinero "de los servicios secretos españoles". El ex secretario general del PCE Santiago Carrillo preguntó por este dato a Barrionuevo en el Congreso de los Diputados. El ministro lo negó todo y arremetió contra el interrogador. Consideró "impropio" que Carrillo hiciera "este tipo de insinuaciones".
Cuando los hechos se precipitaron y las pruebas empezaron a acumularse sobre las mesas de los jueces, eh. Francia y Portugal primero, en España después, el magistrado Baltasar Garzón pudo apretar el acelerador y acusar al subcomisario José Amedo y al inspector de policía Michel Domínguez de organizar atentados de los GAL. El 13 de julio de 1988 Garzón encarcelaba a Amedo y a Domínguez a la espera de juicio. La única reacción de Barrionuevo fue defender el derecho a la presunción de inocencia de sus dos funcionarios. Había abandonado el Ministerio del Interior para pasar al de Transportes cinco días antes.
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