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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Alusión injusta

En la entrevista realizada por el señor Molina Foix a don Felipe Fernández-Armesto (Augusto Assía), publicada bajo el título La edad de oro, el entrevistado se permite una alusión a mi padre que considero injusta: dice "recordar" que en enero de 1933 se encontró en el Ateneo con "el escritor José María Castroviejo, que era entonces pronazi". No voy a comentar el sentido de la elegancia de quien se permite, aparentemente por casualidad, dejar caer tal afirmación acerca de quien por desgracia ya no está entre nosotros para desmentirla. Le concedo incluso la presunción de inocencia por la ambigüedad de la frase -sólo dice "entonces"- y porque lo que parece querer en realidad es explicar un error periodístico propio: su predicción equivocada acerca de los acontecimientos que llevaron a Hitler al poder. Más aún, reconozco que a quienes vivieron aquellos años crispados tal opinión puede parecerles trivial: mi padre era entonces, un joven de 23 años al que lógicamente le quedaría aún mucho que aprender políticamente; por otra parte, probablemente pocos en Europa podrían imaginar entonces hasta qué extremos iba a llegar la infame perversión nazi, disimulada todavía tras la imagen de partido de orden por la dignidad alemana, aunque no faltaron voces lúcidas para denunciarla.Finalmente estoy dispuesto a admitir todavía que el señor Assía crea, de buena fe, ser fiel a su memoria acerca de alguien con quien, según parece, cruzó algún breve comentario periodístico en la escalera del Ateneo hace más de 62 años... Lo que me cuesta algo más es entender que no se dé cuenta de lo insidiosa que puede resultar su afirmación, en apariencia banal; en 1995, cuando nadie escapa a la indignidad de lo que resultó ser el nazismo y cuando la trayectoria de mi padre es sobradamente conocida.

Precisamente por esto, deseo hacer constar algunos hechos que cualquiera puede comprobar: 1. Mi padre no tuvo otra militancia política que el carlismo, partido que abandonó cuando lo consideró desvirtuado por su fusión forzada con Falange a raíz de la guerra civil; 2. Su ideario político, público y manifiesto, nunca redundó en provecho propio: lo llevó repetidamente a la cárcel (bajo la dictadura de Primo de Rivera y también durante la República) y estuvo a punto de costarle la vida en, al menos, tres ocasiones; 3. Su amor a la verdad y su compromiso con lo que él consideró justo le ocasionaron también numerosos problemas durante la dictadura de Franco -pérdida del puesto de trabajo incluida, cosa que el seflor Assía, al parecer tan sensible a la libertad de prensa, debería saber-, cuando por su participación en la guerra. civil hubiera podido sacar no poco provecho de un pasado excepcional. En resumen, señor Assía, mi padre no fue pronazi ni pro nada, lo que fue lo fue enteramente y a pecho descubierto y dudo que nadie pueda mostrar una historia más clara.

Por ello, señor director, porque mi padre ya no puede defenderse y porque conociéndolo (y aun discrepando de muchas de sus ideas políticas) no tengo la menor duda en cuanto a su pasado sin doblez -donde otros sí tienen mucho que ocultar-, encuentro inadmisible que nadie asocie su nombre al de la abyecta banda criminal de los nazis y le ruegopublique esta rectificación para evitar que quienes no lo han conocido personalmente sean in ducidos a engaño por alusiones falaces, aunque espero -y eso es lo que realmente me importa- que él se encuentre ya donde nada de lo que aquí se diga o haga pueda mancharlo, en el reino de la verdad.-

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