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Mark Isham considera que la 'new age' no es más que un sonido relajante

El compositor de bandas sonoras vuelve al jazz con un nuevo disco

La expresión de disgusto en el rostro del compositor Mark Isham es inmediata. "'¿New age? En absoluto, nunca he estado interesado en ese tipo de música. Mi último álbum es jazz, puro jazz". Blue sun (Sol azul), que se pone mañana a la venta en España, es claramente "jazz, trompeta, saxo, percusión, bajo y piano. Muchos solos". Sin embargo, sus admiradores encontrarán el disco en los estantes dedicados a la música de nueva era.

Nacido en Nueva York hace 44 años, casado y padre de dos hijos -el tercero está en camino-, Isham es un exquisito del jazz que ha alcanzado las mieles de la fama gracias a sus colaboraciones musicales con la industria de Hollywood. Las bandas sonoras de algunas de las películas de culto de Alan Rudolph están firmadas por Isham, dos de las últimas cintas de Robert Redford; Short cut, de Robert Altman; Nell, de Jodie Foster, e incluso en detestables episodios guerreros protagonizados por Jean Claude Vann Dame.Pero si la colaboración con la industria cinematográfica le ha proporcionado dinero y fama, su corazón sigue palpitando al ritmo abstracto del jazz. "No le tengo especial respeto a la llamada música new age. En el Reino Unido se la desprecia totalmente, en Estados Unidos, también, aunque todavía es bastante popular. No pasa de ser un mero sonido relajante, ideal para la meditación, pero sin la menor pretensión artística. Ahí yo no encajo. Yo me considero un compositor serio y no me gusta que me coloquen en ese grupo".

Isham, hijo de padres músicos, profesores de violín ambos, se decidió, un buen día a romper la tradición familiar y optar por un instrumento menor, la trompeta. "¿Menor, la trompeta?", Isham se ríe, de buena gana. "La trompeta es maravillosa, aunque un instrumento. difícil y peligroso para los labios", dice mientras señala las grietas que una sola noche de actuación en el Jazz Café de Londres le han dejado en la boca. "Siempre te haces heridas a menos que practiques mucho, cosa que yo no hago. Pero la trompeta es maravillosa y versátil. Es cierto que está muy asociada a la marcialidad, a las marchas militares, pero es interesante ver cómo un tipo como Miles Davis cambió todo eso".

Isham conoce a fondo España. En su último álbum dedica una canción a Barcelona, pero ha vivido también jornadas memorables en el sur. ¿Qué opina del flamenco en relación al jazz? "La conexión no técnica, sino emocional, es enorme. He escuchado a cantaores en locales de Granada y me ha parecido que hay efectivamente muchas similitudes: la improvisación, los solos, muchas cosas. Creo que el flamenco es un poco al alma española lo que el jazz al alma americana".

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