Brujas, punto de encuentro de vocaciones europeístas
Entre los más de 200 graduados de una treintena de países, 32 jóvenes españoles forman parte de la promoción Walter Hallstein que sigue el Curso de Estudios Especializados Europeos; que imparte el Colegio de Europa en Brujas (Bélgica). Esta exigente institución puso en marcha en 1949 por inspiración de Salvador de Madariaga y hoy en ella los alumnos bregan intensamente con los entresijos de la Unión Europea (UE). "Calidad de trabajo muy alta". El irlandés David Cullen, desde su experiencia como profesor asistente, enjuicia así la aportación los alumnos españoles.Del grupo han llegado becados 21 por el Ministerio de Asuntos Exteriores y los otros por los Gobiernos de Cataluña, Canarias, Asturias, Murcia, Aragón y la Diputación de Vizcaya. "A veces fastidia que viviendo en una ciudad tan maravillosa tomo ésta, no la podamos disfrutar", comenta la castellonense Estela Salernou, pero coincide con el segoviano Joaquín Tasso en que el esfuerzo que se les exige en el máster "tiene la vertiente positiva de poder contar con profesores de lujo" que se encuentran metidos en el fregado de la Unión Europea.
"El Colegio de Europa es un fenómeno original y único", apunta en buen español David Cullen, "Por la mezcla de nacionalidades, de culturas, de idiomas, por no disponer de profesores permanentes, lo que permite, atraer como visitantes a los mejores de los diferentes países". Pero, reconocida la ventaja de convivir con jóvenes de más de 20 nacionalidades y sus diferentes procedencias, en estudios y carreras, como destaca la asturiana Carmen Suárez, sin embargo, se anota el riesgo de lo heterogéneo en unos estudios que encajan en el sistema anglosajón porque puede reducir el nivel de exigencia.
En el crisol de las aulas, con las ramas de Derecho, Economía, Ciencias Políticas y Recursos Humanos, el catalán Antoni Berenguer señala que "se advierte que hasta los ingleses son europeístas" o que griegos y turcos organizan fiestas juntos, lo que se traduce "en que se favorece una situación de solidaridad, aunque planea el riesgo de caer en. un entorno cerrado mediante "una atmósfera europeísta desde perspectivas institucionales", lo que, para la valenciana Victoria González, sería "centrarse en exceso en Europa, como si no hubiera el resto del mundo".
El asistente David Cullen puntualiza que "no se puede pasar el curso aislado, hay muho que hacer en cooperación con otros" a diferencia de lo que le ocurre a un becario Erasmus. El manejo fluido de francés y especialmente de inglés supone un requisito fuerte. La navarra Noelia López subraya este aspecto en su especialidad de Recursos Humanos, donde los 19 alumnos, de 15 nacionalidades diferentes, han de trabajar en equipo.
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