Cara a cara en Turín el último grito de la plástica y el arte egipcio
Kiki Smith, Francesco Clemente y Brian Eno, entre momias y dioses
Nueva York se acerca a Tebas. Los signos y formas, pero también las intuiciones, sensaciones y conceptos, viajan a través de los siglos. Ésta es, al menos, la tesis de la exposición titulada Time machine (La máquina del tiempo), que se inaugura el próximo 14 de diciembre en el Museo Egipcio de Turín. Grandes nombres del último grito de la plástica, como la neoyorquina Kiki Smith, el transvanguardista, italiano Francesco Clemente o el músico y artista multimedia inglés Brian Eno, han realizado obras originales para que sean expuestas entre momias y viejos dioses.
En total, serán unas treinta las pinturas, esculturas e instalaciones de 14 artistas -Andy Goldsworthy, Igor Mitoraj, Stephen Cox, Peter Randall-Page, Kan Yasuda, Matin Riches, Marc Quinn, Giuseppe Penone, Mimmo Paladino, Jiri Kolar y David Hiscock, además de los tres ya citados- que se podrán ver en los salones del museo turinés por iniciativa de Fiat.James Putnam, subdirector de la sección egipcia del Museo Británico, inventor de esta fórmula expositiva realizada ya en Londres, aunque con artistas y obras en muchos casos distintos, da fe del éxito de su idea. Dice que, en tres meses, 1,3 millones de aficionados al arte más antiguo o al más moderno se interesaron por encontrarse entre la última ola. y los tesoros del mayor museo arqueológico del mundo Por lo que se refiere al campo de su especialidad, el Museo Egipcio de Turín suele ser considerado por lo menos al nivel de su homólogo londinenese.
"No se trata de mostrar objetos de arte que tengan una relación directa con Egipto, sino de fomentar un diálogo paralelo entre formas de arte separadas por miles de años sobre conceptos como la naturaleza o el ciclo, de la vida y la muerte", dice Putnam, que afirma haber dialogado durante meses con cada uno de los artistas seleccionados a fin de lograr obras que encajen perfectamente en el contexto concreto donde serán exhibidas.
"Obras que se exponen son totalmente nuevas y han sido inspiradas directamente por los tesoros de nuestro museo", añade Anna María Donadoni, superintendente del Museo Egipcio turinés, que recuerda la admiración que suscitó en "el gran Henry Moore" una estatuilla prehistórica conservada en Turín.
El interés del arte moderno por el arte egipcio no es, evidentemente, cosa de hoy. Tiene raíces incluso en el último cuarto del siglo XVIII, antes de los grandes descubrimiento de Jean-François Champolion. Fue la época del mito egipcio, más ligado a la fantasía que a la historia y muy cultivado en los ambientes masónicos.
Maurizio Calvesi, historiador y crítico italiano, explica que la relación entre el arte contemporáneo y el arte egipcio ha cambiado mucho durante el presente siglo. "La vanguardia, que puede decirse que nace en el Museo Arqueológico de El Cairo, tomó del arte egipcio cánones y formas mientras buscaba inspiración más bien en el primitivismo africano. Pero tras el gusto por la cita de los años sesenta y el arte conceptual de los setenta, que encauzan un coloquio muy fructífero del arte de hoy con el de otros tiempos, el artista no busca ya, en Egipto la sugerencia puramente formal que buscó Picasso".
"El arte egipcio es para el artista de hoy un lugar mágico, de grandes espacios, desiertos sin confines, grandes ríos y momentos de una contemplación sin tiempo. Es el lugar de un arte intemporal", dice Calvesi.
Goldsworthy, que ha realizado grandes instalaciones en sitios como el Central Park de Nueva York y el polo norte, vertirá 30 toneladas de arena en la galería de escultura del museo turinés, donde Igor Mitoraj ha colocado una enorme estructura de hierro. En el caso de Stephen Cox, encargado de diseñar la tumba que se está construyendo en la India para Gandhi, la conexión egipcia deriva del uso de piedras raras típicas de aquella zona, como la Chefren Diorite. Clemente es autor de una serie de frescos directamente inspirados en el arte egipcio. Sobre obras inéditas, como la de Kiki Smith, hay secreto.
Babelia
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