ENTREVISTA / Carlos Lage: "La reforma económica es irreversible"
En junio de 1994, cuando la reforma económica cubana estaba en sus comienzos, Carlos Lage concedió una entrevista a EL PAÍS y dijo que la situación de la isla era "extremadamente crítica, semejante a la de un país que acaba de atravesar una guerra". Año y medio después, Lage está en el mismo despacho del Palacio de la Revolución, pero habla de Cuba de forma diferente. "Por primera vez desde la caída del campo socialista la economía ha detenido su caída y este año crecerá un 2,5%", afirma con cierto optimismo. Esta leve luz en el horizonte ha hecho pensar que las autoridades cubanas podrían acomodarse en esta mejoría y frenar la reforma. Lage, de 43 años, lo niega rotundamente, pero aclara que Cuba no marcha hacia el capitalismo y que el partido comunista y la economía estatal siguen siendo los pilares del sistema. Mientras habla, suena el teléfono en su oficina: es Fidel Castro, que llama desde Hanoi, adonde acaba de llegar después de 10 días de gira por China.Pregunta. ¿Pretende Cuba seguir el modelo de China y Vietnam, de apertura económica, pero sin cambios políticos?
Respuesta. Los cambios que han realizado estos países son de interés para nosotros. En China se han hecho transformaciones económicas que han tenido éxito y se han hecho en un sistema socialista. Sin embargo, nosotros no hemos decidido hacer una economía de mercado socialista como ellos. Allí es la economía de mercado la que domina el conjunto de las relaciones económicas de la sociedad, aunque regulada por el Gobierno en beneficio de la sociedad. En Cuba no hay un modelo de economía de mercado, sino una economía socialista que utiliza elementos del mercado.
P. Al principio, en la URSS se habló del perfeccionamiento del socialismo, y se acabó en un capitalismo salvaje. ¿Qué le hace pensar que, a la larga, en Cuba no ocurrirá lo mismo?
R. Lo que allí sucedió se debió a muchos factores. En la URSS se quisieron hacer todos los cambios a la vez, y acelerados. Se cuestionó el papel del partido comunista y hasta la historia nacional, y se aceptaron condicionamientos eternos a cambio de créditos que nunca llegaron. Al final abandonaron los principios e ideas del socialismo, algo que aquí no ha ocurrido. En Cuba, las bases siguen siendo la economía estatal, el papel del partido comunista como fuerza coordinadora de la sociedad y el poder, en beneficio del pueblo.
P. Pero ¿son conscientes de que las reformas económicas traen cambios políticos?
R. China ha hecho muchas más reformas económicas que Cuba y ha podido preservar su sistema político. No hay que suponer que los cambios económicos tienen que alterar el sistema político, con independencia de que el sistema pueda y, deba perfeccionarse continuamente. Nosotros, por ejemplo, introdujimos en 1991 la elección directa de los diputados del Parlamento.
P. Existe preocupación de que la reforma quede frenada ahora que Cuba vive un momento de cierto repunte económico.
R. El proceso de reformas va a continuar. Las medidas son irreversibles y, además, nuestras relaciones con el mundo exigen más cambios. Habrá más reformas para apoyar los cambios que ya se han introducido, como una reforma del sistema bancario que acompañe el proceso de descentralización y un proceso de redimensionamiento de la economía que determinará cuál es el destino de muchas industrias, dónde y cuándo hay que racionalizar plantillas, y hacia dónde ampliar el trabajo por cuenta propia.
P. ¿Piensan impulsar otras reformas de mayor calado, como estimular la pequeña y la mediana empresa o permitir la libre contratación entre particulares?
R. Creemos que en estos momentos no son las medidas que más urgen a la economía. La creación de una pequeña y mediana empresa es algo que vemos posible y conveniente. Si esto se decide, entonces la libre contratación sería la forma lógica de emplear a los trabajadores en el sector privado.
P. ¿No piensa que una reforma demasiado lenta podría anular el efecto positivo de las medidas ya adoptadas y provocar descontento popular y hasta estallidos sociales?
R.En el extranjero se preocupan bastante por el ritmo de la reforma cubana, que consideran lento. Pero la celeridad de los cambios en los paises ex socialistas no consiguió detener la caída libre de aquellas economías. Nosotros hemos logrado frenar esa caída y este año hemos crecido en algunos sectores. El ritmo lo marca nuestra propia realidad, y no pienso que aquí pueda haber riesgo de estallidos sociales. El Gobierno no va a aplicar medidas de choque ni a realizar despidos masivos ni a dejar a nadie desamparado.
P. ¿Ese ritmo lento es también una estrategia para mantener el poder y que los cambios no les desborden?
R. Para que las reformas tengan éxito es necesario que haya orden. Una reforma económica no puede salir adelante en medio del caos, ya que esto genera mafias y corrupción, y por eso mantener el control es algo imprescin dible.
P. Uno de cada 203 cubanos es médico y uno de cada 40 maestro. Sin embargo, hoy un camarero de turismo gana más que cualquiera de estos profesionales, el símbolo de los logros de la revolución. ¿Cómo van a lograr que no crezca el descontento y que sigan trabajando en estos sectores? ¿Van a estimularles en dólares?
R. No estamos contemplando pagarles en dólares, ni tampoco es posible ahora dar les un estímulo especial, pues la economía no lo permite. En la medida en que surtan efecto las medidas financieras que hemos adoptado y que el peso recobre su valor, su situación mejorará, y cuando el país tenga mayor disponibilidad de recursos se podrá atender estos sectores con mayor consideración. Hasta entonces confiamos en que, como hasta ahora, sabrán esperar y comprender, pues en Cuba no pensamos cerrar ni una escuela ni un hospital.
P. Hace poco se legalizaron los restaurantes privados, pero se impuso un límite de capacidad de 12 sillas. ¿No muestra esto que la reforma cubana va por detrás de la realidad?
R. Cada medida hay que analizarla en su contexto. Nosotros hemos dado márgenes a la iniciativa privada sin haber podido desarrollar un sistema impositivo eficaz. Algunas reformas que nos hemos visto obligados a introducir generan desigualdades, y no es justo que dejemos que esas desigualdades se acrecienten en exceso cuando hay sectores, como los médicos y los maestros que no tienen tantas posibilidades de beneficiarse de esas reformas.
P. ¿Cómo cree que serán las relaciones entre Cuba y España si triunfa en las próximas elecciones José María Aznar, que se acaba de reunir en Miami con líderes del exilio?
R. Tendríamos que conocer primero como va a ser la política del Partido Popular con relación a Cuba. Ha habido esa reunión con grupos de Miami vinculados con la mafia, con el terrorismo y con una política anticubana. Pensamos que las relaciones con España son demasiado fuertes y que hay lazos muy estrechos, que abarcan también las relaciones económicas, que están por encima de la política y de las ideas de los partidos.
P. ¿Estaría Cuba dispuesta a una amnistía y a reformar su Código Penal para alcanzar un acuerdo con la UE?
R. Cuba no va a subordinar ninguna decisión de política interna a condicionamientos del exterior. Se ha iniciado un diálogo con la UE sin condiciones, en el que se ha hablado de todos los temas de forma constructiva y positiva. Para Cuba son de mucha importancia las relaciones con la UE, pues ya existen relaciones estrechas con varios países europeos, por lo que no veo ninguna razón para que no se tengan relaciones, con el conjunto.
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