La gripe rompe el programa navideño del Papa
Ciudad del Vaticano La gripe impidió a Juan Pablo II oficiar ayer la misa de Navidad en la basílica de San Pedro del Vaticano, leer su discurso navideño e impartir la bendición urbi et orbe. Duró segundos, pero pareció un siglo el silencio del Papa al interrumpir al mediodía la lectura de la felicitación navideña en 53 idiomas, pedir excusas y desaparecer de la vista de miles de fieles congregados en a plaza de San Pedro.
La salud del Papa, de 75 años, está muy deteriorada desde que, en mayo de 1981, fue objeto de un atentado que obligó a extirparle parte del intestino. En 1992, fue operado de un tumor de colon que oficialmente se calificó de benigno. Al año siguiente, sufrió una fractura de omóplato al caerse durante una audiencia pública, y en 1994 se rompió la cadera mientras estaba en el baño.Millones de personas de más de 60 países, en conexión televisiva con Mundovisión, pudieron ver cómo el Papa emitía un profundo suspiro, se le acercaba su secretario, Estanislao Dziwitz, y se retiraba de la ventana de la tercera planta de los palacios apostólicos, no sin antes pedir excusas.
Según el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, la interrupción se debió a un vómito, "posiblemente relacionado con un proceso gripal", que le ha causado décimas de fiebre, después , de hacer anteanoche el esfuerzo de celebrar durante unas dos horas la misa del Gallo y saludar posteriormente a parte de los asistentes.
Navarro Valls, licenciado en Medicina, además de periodista, que se mantiene en contacto con el doctor Buzzonetti, médico personal del Papa, ha explicado que "anteanoche hacía mucho calor en la basílica" y "es posible que, debido a la diferencia de temperaturas entre el templo y la sacristía, primero, y la sacristía y el apartamento privado, más tarde, contrajese una gripe".
Papa se cura de la gripe como el resto de los mortales: a base, de aspirinas, antitérmicos y anflinflamatorios, según el portavoz, aunque no se sabe si estas últimas sustancias las ingiere debido a la gripe o a otras causas relacionadas con su historial clínico.
Sea domo fuere, el doctor Buzzonetti aconsejó a Juan Pablo II no levantarse para la misa -que celebró el arcipreste de, la basílica patriarcal, cardenal Virgilio Noé- y le permitió sólo leer el mensaje navideño, pero desde su apartamento privado, y no desde, la logia central de la basílica, que lucía las clásicas colgaduras adamascadas rojas, como todos los años.
Pero lo que no estaba en el programa es que el Papa se sintiera indispuesto (debido al conato de vómito del que después se han tenido noticias) tras leer sin problemas el texto del mensaje al mundo durante unos diez minutos e interrumpiese la lectura cuando comenzaba a felicitar las navidades en 53 idiomas distintos. Después de 20 minutos de inquieta espera, los fieles, ovacionaron al Papa al verle nuevamente aparecer en la ventana de su estudio privado, mientras repicaban las campanas de la basílica.
Juan Pablo II quiso tranquilizar sobre su estado de salud a los fieles que esperaban inquietos y les dijo: "Os deseo de nuevo feliz Navidad". Y añadió: "Gracias por vuestra paciencia; ved que también el Papa tiene sus debilidades, pero trata de resistir; os agradezco de corazón vuestra paciencia y os deseo de corazón una feliz Navidad".
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