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La 'viuda negra' se ha confesado ya autora de cinco asesinatos

Su abogado y cómplice es un conocido militante de grupos neonazis

La investigación de Elfriede Blatiensteiner, la viuda negra, de 64 años, que ha confesado ya ser autora de cinco asesinatos por envenenamiento, dio un vuelco ayer al revelarse que su ahogado y cómplice, Harald Schmidt, ha sido un conocido militante de dos organizaciones neonazis. La policía está convencida de que "tardará meses" hasta saber el número total de víctimas. Ayer ya había serias sospechas de que acabó con 12 hombres.

Parece una opereta, pero es la historia criminal de la viuda negra, un personaje picaresco indescifrable que se comporta durante los interrogatorios como si fuera una película. Con la misma facilidad relata las torturas perpetradas a sus amantes antes de matarlos, para quedarse con su herencia, como las historias privadas y sin trascendencia de sus vecinas. Uno de los interrogadores, que lleva días sin dormir, ha confesado que no se puede negar que la mujer, con sus labios pintados de color granate y uñas perfectamente esmaltadas, "tiene un verdadero charme [encanto]".Nadie sabe cómo Blauensteiner consiguió sus utensilios de maquillaje en la cárcel, pero aparece en sus traslados de un interrogatorio a otro superarreglada, coqueta y dicharachera con los periodistas, cámaras y policías, a quienes ha instado de esta manera a seguir con el interrogatorio: "Bueno, chiquillos, sigamos charlando". Con mucho menos humor ha tomado la cárcel otro hombre que cayó en sus redes, el abogado Harald Schmidt, de 39 años, que falsificó los testamentos de los ancianos "cuidados hasta la muerte" por su clienta a cambio de lucrativos pagos. No sólo eso, sino que la ayudó a bañar a uno de ellos, Lois Pichler, en una tina donde "se ahogó por accidente" en noviembre pasado. Pichler ya estaba moribundo por envenenamiento agudo con los fármacos suministrados por Blauensteiner.

El jurista se ha lamentado frente a los policías y les ha ofrecido "descargar" su propia conciencia confesando lo que sabía de los asesinatos. Pero Schmidt tenía otros misterios sin resolver. El abogado fue miembro de la organización actualmente prohibida Acción Nueva Derecha (ANR) y del movimiento xenófobo Halt (Basta). Se desconoce si aún es miembro activo de otra organización racista.

Blauensteiner, que envenenaba a sus víctimas con antidepresivos y medicamentos para diabéticos, que bajan los niveles de azúcar en la sangre, confesó ayer que a uno de sus maridos, Rudolph Blatiensteiner, lo envenenó durante seis años hasta darle la dosis fatal en 1992. El hombre, que mientras vivió con ella se sentía permanentemente "mareado y sin fuerzas", según testigos, fue recogido por la ambulancia en ocho oportunidades e internado en el hospital. Al morir el cónyuge, cuentan ahora los parientes, ella lloraba susurrando el nombre del difunto: "Rudolfito, mi pobre Rudolfito". Cuando llegó el momento de decidir el rito funerario, todos se extrañaron de la insistencia de Blauensteiner de quemar Ios restos, porque según la viuda ésa era la última voluntad de su marido.

Según la policía, el juego de la ruleta, donde la viuda negra perdió millones, no era su única pasión. Durante el allanamiento de su piso en Viena se encontró una verdadera biblioteca de libros de medicina y cientos de revistas de medicina popular a las que estaba suscrita para conocer en detalle los cuadros clínicos de las distintas enfermedades que ella inventaba a sus maridos y para conseguir medicamentos en las farmacias.

Tres nietas adolescentes de Blauensteiner se dejaron entrevistar por un periódico amarillo, al que abrieron la puerta de su casa antes de ser informadas de que la abuela había sido capturada por la policía.

La hija de Blauensteiner, una psicoterapeuta de 34 años, ha asegurado a la policía que jamás imaginó las actividades criminales de su madre, a pesar de los múltiples cambios de pareja, muertes y enriquecimiento.

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