El estado de Yeltsin
DIRíASE QUE Borís Yeltsin no tiene nada que ver con su Gobierno, a tenor de cómo habló del mismo en su alocución ante el Parlamento ruso en lo que supuso el acto inaugural de su campaña ante las elecciones presidenciales del 16 de junio. Criticó con dureza la "falta de sensibilidad social" del equipo reformista dirigido desde diciembre de 1992 por Víktor Chernomirdin y su debilidad en la lucha contra la corrupción: Si el Gobierno no cambia pronto su política, amenazó, habrá de ser reemplazado.¿Es este discurso algo más que populismo electoral? Poco más que eso y el intento de volcar las culpas de las dificultades sobre los liberales reformistas de su propio Gobierno y arrancar votos a la oposición, mayoritariamente comunista, de Guermadi Ziugánov. Fue un discurso oportunista y demagógico, propio del que piensa menos en los problemas reales y la cruda realidad a explicar a la población que en su futuro político. El día anterior, el mismo Yeltsin había aceptado un préstamo del Fondo Monetario Internacional, superior a un billón de pesetas, a cambio de la promesa de un severo plan de ajuste económico, perfectamente antagónico con sus sugerencias sobre suavización del efecto de las reformas sobre la población.
"Durante mucho tiempo se le ha pedido a la gente, que se apriete el cinturón, y lo ha hecho, pero hoy su paciencia está agotada", dijo el jefe del Estado ruso. "Necesitamos", añadió, "una táctica de reformas aceptada por la sociedad. Hay que desarrollar el mercado reduciendo el costo social de ese proceso". Lo contrario que acordó con él FMI.
En el otro gran frente interior de la crisis rusa, el checheno, Yeltsin sigue inflexible. Descartó tanto la retirada de las tropas rusas de Chechenia, - ello, dijo, no sería "una solución ni un camino hacia la paz, sino una vía directa hacia la extensión de la guerra a todo el Cáucaso"- como cualquier diálogo directo de Moscú con el líder separatista checheno, Dudáiev. "Estarnos dispuestos a negociaciones con todas las fuerzas políticas deseosas de establecer la paz en Chechenia, pero no tenemos la intención de discutir con los bandidos". Yeltsin se ha comprometido a solucionar de manera pacífica la cuestión chechena antes de las elecciones de junio. Pero no hizo ninguna. propuesta concreta al respecto. Así las cosas, poco hay que esperar también en este frente, sino mensajes vacíos del presidente.
Entretanto, las tropas rusas se desplegaban en Grozni para intentar impedir las manifestaciones convocadas para. recordar el 52º aniversario de las deportaciones masivas de chechenos e ingushetios realizadas por Stalin. Decenas de miles de personas murieron como consecuencia de aquellos traslados forzosos hacia Asia Central. Ayer, Yeltsin firmaba el ingreso de Rusia en el Consejo de Europa, lo que le obliga formalmente a respetar los derechos humanos, abolir la pena de muerte y proteger a las minorías étnicas y culturales. Aunque todo hace temer que esa firma tardará décadas en aplicarse, ahora hay al menos una institución que podrá reclamarse.
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