Solidaridad
Quisiera dirigirme a aquellas personas que se alegran y se regocijan en los problemas de los demás, a aquellos que meten cizaña, a aquellos que tratan de calentar el ambiente y aumentan el mal, a aquellos que te niegan el saludo de manera irracional, a aquellos que hablan con desmesura, a aquellos que hablan por hablar, a aquellos que no saben lo que hablan, a aquellos que viven pendientes del qué dirán, a aquellos que: se arriman a ti cuando las cosas van bien y huyen cuando las cosas van mal, a aquellos que se consideran unos santos sin ser lo, a aquellos que te muestran la típica sonrisita falsa, a aquellos que van a misa todos los domingos y cuando salen te dan una patada por detrás... Y también a aquellos que no tienen nada que hacer en esta vida única y maravillosa y se dedican a complicársela al prójimo, que desconocen las palabras comprensión y respeto, que no entienden el cariño sin condición, que sólo abren la boca para criticar a los demás. A aquellos que se entrometen en tu vida sin pedirte permiso, que ni viven ni dejan vivir, que se creen perfectos, que ni escuchan ni razonan, que adoptan con rapidez el papel de verdugos, que no saben que uno es inocente hasta que no se demuestre lo contrario. Y también a aquellos que están deseando que uno se caiga, que viven de cara a los demás en lugar de buscar su propia felicidad...Todas estas personas me producen una sensación de ¡pánico!, ¡terror! A ellas les mando mi solidaridad, porque pienso que ya tienen bastante pena por ser así. Un saludo para todos aquellos que no se han sentido aludidos.-
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