_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La cuestión personal

Kenzaburu Oé ha inventado un mundo de monstruos. Cuenta que un día de agosto de 1945 oyó la voz del emperador por la radio y entendió que el emperador no era un dios: los dioses habían muerto. El mundo de Oé es el mundo después de Hiroshima y Nagasaki. Oé descubrió dolorosamente la imposibilidad de lo sagrado, y aprendió el desprecio por los dioses caídos y los dioses falsos que llegaban de fuera. En el Japón invadido de los años cincuenta, Oé estudió literatura francesa en la Universidad de Tokio. Desconfiaba de los invasores norteamericanos: en La presa el aviador negro derribado se revelaba como otro dios falso, mentiroso y mortal. Tomó como modelos a Camus y Sartre; a Sartre le dedicó una tesis. Se convirtió en un escritor entre dos catástrofes: a la bomba atómica se sumó el nacimiento de un hijo disminuido. Oé escribió entonces Una cuestión personal

Más información
"Estoy contra todos los nacionalismo"

Siguió creciendo su universo de fenómenos: tarados, tuertos, hombres menguantes o anormalmente gordos que arrastran hijos subnormales. Sus fábulas envidiaban otros mundos: un África de cazadores, una isla de antiguas hazañas de samurai. Pero el propio Oé arrancaba las máscaras: la envidia hacia la edad heroica es una vileza ridícula. En El día que Él se digne a enjugar mis lágrimas hay un enfermo terminal, probablemente fingido, con cáncer de hígado y gafas de buceador, que añora el momento en que su padre se inmoló al emperador para salvar a un Japón derrotado. Jim Nathn, biógrafo de Yukio Mishima y traductor de Oé, vio en la aventura suicida una parodia de Mishima.

Oé llegó a rechazar la lengua literaria de escritores como Tanizaki y Kawabata, y prefirió copiar provocadoramente el estilo de las traducciones al japonés de los novelistas occidentales, pero siempre se ha atenido a los principios de la moral tradicional: las obligaciones con los antepasados y los contemporáneos, el cumplimiento de la deuda moral que fundamenta una vida noble. La vergüenza del incumplimiento de la deuda es la cuestión verdaderamente personal. Oé ha tratado de satisfacer dos deudas: ha participado incansablemente en los movimientos antinucleares y antimilitaristas, y ha anudado los lazos con su hijo como quien construye una obra de arte.

Todas las obras citadas están publicadas por Anagrama. También existe una edición de Una cuestión personal en el Círculo de Lectores.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_