El gran capitán africano
En esta década de fin de siglo, en que tantos acontecimientos de extraordinaria trascendencia histórica han ocurrido, a quienes seguimos de cerca lo que sucede en Africa, la final de copa del campeonato de naciones africanas también nos parece un hecho de enorme significación.En ese evento hay algo que va más allá del deporte. El espectáculo formidable de un estadio colmado de gente de las más diversas razas, festejando todos, abrazándose olvidados del color de la piel, en la tierra que hasta ayer era del apartheid, es un hecho de indudable trascendencia. También lo es que el equipo triunfador, en su integración, reflejó lo que es la proporción de razas de toda África del Sur. Una población en la que hay un 76% de negros, un 13% de blancos, un 8,5% de mestizos y un 2,5% de asiáticos. Esa mezcla era hasta el año 1994 inimaginable. Un cuadro de fútbol podía estar integrado por blancos o por negros, pero no podían estar mezclados. Y generalmente los blancos se dedicaban a deportes distinguidos, como el rugby, el cricket o el tenis. Pero después de la liberación de Namibia, y la de Nelson Mandela en 1990, las cosas se precipitaron, y esta final de fútbol es la culminación de un proceso de integración.
El gran triunfador en la tarde del sábado 3 fue ese hombre sencillo que pasó 27 años en la cárcel por luchar contra la segregación de los negros. Fue simbólico que Nelson Mandela bajase a la cancha para hacer la entrega de los premios, Vistiendo la camiseta del capitán del equipo. En la informalidad que Mandela impuso al protocolo de la entrega de las medallas, él era el gran capitán negro de una nación que hasta no hace mucho era la presa de una minoría de blancos ultranacionalistas. Capitán de una nación que está llamada a tener un papel de líder de ese pobre continente, en donde la mayoría de las naciones se debaten frente a enormes problemas de pobreza, insalubridad, analfabetismo y tribalismo.-
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