Argentina reabre el caso de las dos monjas francesas hechas desaparecer por Astiz
La justicia argentina ha reabierto el caso de las dos monjas francesas asesinadas durante la dictadura al cometer la grave imprudencia de interesarse por los desaparecidos y los pobres mientras enseñaban catecismo a niños con el síndrome de Down. La Cámara Federal de Buenos Aires, en cuyos arrabales, militaron Alice Domond y Leonie Duquet, dispuso pesquisas para encontrar los cuerpos: el delta de un río, según un oficial arrepentido. Su secuestro se produjo en 1977, año de gracia de la bárbara purga castrense, y el caso ha provocado -choques diplomáticos con -Francia, donde fue juzgado en ausencia y condenado a cadena perpetua el capitán Alfredo Astiz, aún gallito.
Se abren las nuevas diligencias después de manifestar el ex capitán de corbeta Adolfo Scilingo que las dos activas religiosas de la congregación Hermanas de las Misiones Extranjeras murieron tras ser arrojadas, anestesiadas, al delta del Tigre por un Grupo de Tareas de la Armada. Fueron secuestradas el 8 y 10 de diciembre de 1977 en las puertas de las iglesias bonaerenses de Santa Cruz y San Pablo, y nada más se supo de ellas. Cosas de la vida: entre los alumnos enfermos de la hermana Domond, llegada a Argentina en 1967, figuró un hijo de Rafael Videla, después presidente de la Junta Militar, según el libro Sor Alicia, un sol de justicia, escrito por su hermana.El tribunal federal comunicó el pasado año la imposibilidad de perseguir judicialmente a los responsables de las barbaridades perpetradas en aquel periodo (1976-1983), citando las limitaciones impuestas por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, pero usando de su competencia para esclarecer el destino de las personas detenidas y desaparecidas en la Escuela de Mecánica de la Armada, entre ellas las monjas. Aproximadamente, 10.000 en todos los calabozos del país, según la comisión presidida por Ernesto Sábato. Astiz, Gustavo Niño cuando espiaba a los familiares de las víctimas simulando su mismo dolor, dirigió el secuestro (de las hermanas, quienes en su cautiverio preguntaban por la suerte del "muchacho rubio " ajenas a la verdadera identidad del judas.
La Cámara Federal, con Scilingo en la relación de testigos, ha tomado declaración a Ángel Kagel, quien habría fotografiado los cuerpos de las hermanas después de haber sido sacados de un barril sumergido en el canal, San Fernando, cerca de la desembocadura del río Paraná con el río de la Plata.
Buscar en el cementerio
Dos jueces de instrucción y un forense se personaron en un cementerio donde pudieron haber sido supultadas y ordenaron recabar todo tipo de documentación, y secuestrarla de ser necesario, para conocer si a unos 40 metros de donde se levantaba la depósito de cadáveres en 1978 existió una fosa común para cuerpos sin identificar. Se intenta conseguir asimismo la nómina de sepultureros en aquellas fechas.Las declaraciones de arrepentidos prosiguen, y uno abundó sobre los ahogamientos del delta. Éste fue el testimonio radiofónico del sargento de la Gendarmería Pedro Caravallo, agente de la seguridad externa e interna del campo de reclusión Los Tordos: "Entre 1976 y 1979, todos los viernes se arrojaban 50 ó 60 personas al río ( ... ), se les ataba una piedra en el pecho, o en las piernas, con alambre y se les arrojaba en las aguas del delta del Paraná. Los aviones salían a las tres de la tarde y regresaban a las doce de la noche".
Calcula el suboficial unas 3.500 muertes por ese procedimiento. "Habían sido torturadas previamente y estaban prisioneros hasta que les llegaba el turno de ajusticiarlos ( ... ). Yo veía cuando se leían los números de la gente, y se los juntaba; se los ponía abajo de los árboles, encadenados, y se los sacaba. Se les decía que iban a ser trasladadas a cárceles, por lo que salían contentos".
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