Israel se preocupa por el deterioro de sus relaciones con los árabes
Los medios gubernamentales israelíes están preocupados por la degradación de las relaciones con él mundo árabe, incluso con países que, como Egipto y Jordania, han firmado la paz, u otros que últimamente han estrechado lazos, como Marruecos y los emiratos del golfo Pérsico. Esta degradación es resultado de la operación Uvas de la Ira.El rey Hussein, que debía tomar la palabra en Washington junto al presidente Bill Clinton y al primer ministro israelí, Simón Peres, en la conferencia anual del lobby proisraelí, anuló su participación en el acto. Oficialmente se dará una razón, la que sea, para explicar la ausencia del soberano jordano, pero Ammán ya ha dicho al Gobierno de Peres que, tal y como están las cosas, el rey no puede permitirse aparecer en la misma tribuna que el primer ministro israelí
Omar al Rifayi, el nuevo embajador jordano en Israel, pidió en nombre del. rey que Israel declare inmediatamente un alto el fuego unilateral en Líbano "para acabar con la matanza y la destrucción". "Los jordanos contrarios al tratado de paz con Israel aún son minoría", declaraba el embajador de Jordania al periódico Haaretz, "pero las imágenes de la televisión muestran la matanza de Qana y los sufrimientos del pueblo libanés, y aumenta cada día el seguimiento de los enemigos de la paz".
El primer ministro egipcio, que tenía prevista una visita oficial a Israel, ha anulado su viaje. Egipto se colocó en cabeza de los países árabes que exigían la reunión de la Asamblea General de la ONU y redactó un texto condenando los "crímenes de Israel en Líbano".
Reacción moderada inicial
Al comienzo de la operación israelí, un buen número de países árabes reaccionaron con moderación. Los Gobiernos árabes creyeron primero en las explicaciones de Israel de que la intervención bélica sería selectiva y causaría un mínimo de víctimas y daños en Líbano. Creyeron también que sería de corta duración, como máximo unos días.Estos regímenes árabes, no simpatizantes del proiraní Hezbolá, ya se habían apartado de los fanáticos y participaron, al lado de Israel, en la cumbre antiterrorista de Sharm el Sheij.
Ese clima de colaboración cambió rápidamente en vista de los miles de refugiados que huían de los bombardeos israelíes y, sobre todo, después de la matanza de Qana. En la cumbre de Sharm el Sheij, países como Irán o Siria estuvieron ausentes y fueron objeto de críticas en el mundo árabe. Hoy, la situación ha cambiado. Siria ha salido de su aislamiento y aparece como el principal defensor de la población libanesa víctima de los ataques de Israel; Hafez el Asad es el hombre fuerte de Oriente Próximo, y los grandes de este mundo -los ministros de Exteriores de EE UU, Rusia y Francia- han hecho cola para ser recibidos en Damasco.
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