_
_
_
_

Paul Sereno, el 'cazador' de dinosaurios

Hace un mes, mostró los fósiles hallados en el Sáhara marroquí de dos nuevos y enormes depredadores

Son las nueve de la mañana de un día laborable, y la sala de conferencias de la Universidad de Chicago aguarda impacientemente la entrada del cazador de dinosaurios Paul Sereno, de 38 años. Unos minutos después, entra con pantalones vaqueros, un amuleto de Africa occidental al rededor del cuello y un pendiente turquesa. Avanza a grandes zancadas, sonriendo abiertamente a su aduladora audiencia. Hace sólo un mes, él y su equipo de la Universidad de Chicago dieron a conocer el descubrimiento de fósiles de dos grandes dinosaurios depredadores que debieron de ser el terror de la cuenca fluvial en la que habitaron hace 90 millones de años: el Carcharodontosaurus saharicus, que significa "reptil de dientes de tiburón del Sáhara", un dinosaurio bípedo más grande que el Tyrannosaurus rex, y el Deltadromeus agilis, que significa "corredor ágil del delta", una criatura relativamente flexible y veloz. El Carcharodontosaurus fue identificado a principios de este siglo, pero el Deltadromeus es una nueva especie.

En los últimos años, el tiempo de Sereno ha estado cada vez más solicitado, pero su agenda está a menudo salpicada de visitas de colegiales. Quizá por lo grabada que tiene su infancia en Illinois: Era incorregiblemente travieso y propenso a los accidentes. Intentaba descarrilar trenes y apedrear las ventanas del colegio, y se vio envuelto en varios accidentes con heridos por navajas y caídas de bicicletas. Su afición por los dinosaurios comenzó con otra fechoría: el robo del libro The Fossil book de la biblioteca del Instituto de la Comunidad de Naperville. Aún conserva el ejemplar, forrado en celofán amarillento. Es un libro repleto de fotografias de fósiles, criaturas viscosas y llamativas piedras, y las ilustraciones le cautivaron en una época en la que empezaba a descubrir su talento para la pintura. Con el apoyo constante de sus padres (cuyos otros cinco hijos también tienen ahora doctorados), se matriculó en la Universidad del Noroeste de Illinois en De Kalb, donde se licenció en Biologíá y Arte de Estudio. Después, durante una visita al Museo Norteamericano de Historia Natural de Nueva York, Sereno quedó fascinado con las historias de las expediciones paleontológicas. Recuerda que pensó: "Podría combinar el arte, los viajes, la ciencia, la aventura, la biología, la paleontologia y la geología. En aquel preciso instante supe exactamente lo que quería ser".

En la última década ha dirigido y participado en expediciones a Suramérica, China y, más recientemente, África, donde su equipo hizo el primer descubrimiento relativamente completo de restos de dinosaurio del periodo Cretácico tardío, la etapa final de la evolución de los dinosaurios. Aparte de sus hallazgos de nuevas especies, el principal interés de Sereno es explicar la genealogía de los dinosaurios utífizando el análisis cladístico, una herramienta relativamente nueva que presenta las relaciones entre dinosaurios como una jerarquía de características compartidas. En un cladograma, cada ramificación o nudo señala un hipotético paso evolutivo entre organismos.

En sus expediciones africanas, Sereno intentó aprender cómo evolucionaron los dinosaurios cuando el supercontinente conocido como Pangea empezó a romperse por la mitad, hace aproximadamente 150 millones de años. Una masa de tierra, que después se dividiría en los continentes africano y suramericano, se desplazó hacia el Sur. Otra masa de tierra se desplazó hacia el Norte. Si la ruptura hubiese sido definitiva y limpia, como se había especulado, uno esperaría ver también una ramificación clara entre las líneas de dinosaurios del Norte y del Sur. Pero los nuevos descubrimientos en Marruecos parecen contar una historia diferente. Tanto el cráneo del Carcharodontosaurus como el esqueleto del Deltadromeus fueron descubiertos en se dimentos que datan de decenas de millones de años después del inicio de la división de los continentes. Pero ambos dinosaurios, de la masa terrestre del Sur, están más estrechamente relacionados con los dinosaurios del Norte. Según Sereno, eso podría significar que hubo una conexión terrestre entre los dos continentes durante mucho más tiempo del que se ha creído.

Sereno descubrió el primer fragmento del cráneo del Carcharodontosaurus, del tamaño de una pelota de béisbol, mientras examinaba la ladera de una pendiente de unos 150 metros de altura: "Se me salían los ojos de las órbitas. Se suelen coger muchas piezas como éstas en un estado muy deteriorado. Habitualmente, llegas con un millón de años de retraso". Pero en este caso, Sereno pudo ver que el corte era fresco. Supuso que el fragmento de cráneo se había desprendido hacía poco (quizá en los últimos 20 años) de algún lugar más alto de la colina. Minutos después, reconoció el extremo correspondiente a la pieza, que sobresalía de un punto a unos seis metros y era del tamaño de la palma de una mano.

Durante los cinco días siguientes, los nueve estudiantes y paleontólogos trabajaron en el yacimiento, retirando cuidadosamente las rocas blandas que envolvían la caja del cráneo y el hocico del animal. Gran parte del fósil apuntaba hacia el precipicio.

Su solución fue deshacerse de la colina que estaba encima del fósil. Las exigencias físicas a las que se enfrentaban los ocho hombres y la mujer que formaban el equipo eran- extremas: el Sáhara marroquí en pleno verano. Algunos perdieron 10 kilos en dos meses.

Pero el esfuerzo mereció la pena. "No tendríamos un cráneo si no hubiésemos peinado la ladera de aquella colina", dice un entusiasmado Sereno.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_