Ciudadana irlandesa
Hoy día todos sabemos y reconocemos quiénes son bosnios, eslovenios, macedonios y así hasta un sinfín de habitantes de nuevas naciones. En España existe una mayor o menor sensibilidad hacia las diferencias históricas y culturales entre las distintas regiones que conforman este país. ¡Qué modernidad! ¡Qué comprensión!Pues bien, yo soy una ciudadana irlandesa residente en España, que está harta y terriblemente frustrada de que su país, independiente del Reino Unido de Gran Bretaña desde hace 75 años, todavía sea percibido por muchos españoles como "británico" o, más ridículo aún, como "inglés".
En contra de lo que los medios de comunicación nos inducen a creer, irlandeses e ingleses nos llevamos muy bien. No deja de ser insufrible a estas alturas tener que escuchar comentarios como el que sigue: "Claro, como os lleváis tan mal, debe de ser muy molesto", (y eso entre los más entendidos).
La situación ya se hace insostenible cuando el español de turno nos califica categóricamente: "O sea, que eres británica".
De nada vale entonces intentar cultivarlo especificándole que Irlanda es un país independiente, ya que persistirá en su empeño de negar la evidencia: "Al fin y al cabo, ingleses e irlandeses venís a ser lo mismo", irrumpen. Hay quienes, para mayor abudancia, intentan contemporizar: "Pues a mí tampoco me caen bien los ingleses; el IRA me parece muy bien", y no son pocos.
Sería conveniente que algunos españoles descubriesen, de una vez por todas, que somos celtas y no anglosajones; que, a pesar de 800 años de ocupación inglesa, nunca hemos perdido nuestra identidad nacional, visible hoy día en nuestra cultura, creatividad y ferviente catolicismo; que después de habernos independizado del Reino Unido en 1921 nos negamos a formar parte de la Commonwealth y, por último, que el hecho de hablar inglés no le hace a uno inglés, como tampoco hablar castellano hace españoles a 400 millones de hispanoamericanos.-
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