Un volcán para Getafe

Diez millones de pesetas por diseñar una glorieta en Getafe (144.600 habitantes). La convocatoria de este concurso de ideas de la Consejería de Obras Públicas activó todas las alertas entre los cazadores de premios habituados a batirse el cobre por cantidades mucho más discretas. Resultado: más de 300 arquitectos, escultores y artistas gráficos se inscribieron en busca de un pedazo de gloria. Y ha sido un equipo de cuatro arquitectos madrileños, con estudio en Pirámides, el que se ha llevado el gato al agua.La victoria les ha sorprendido a Rafael Pina, María Dolores Artigas, Vicente Patón y Alberto Tellería con un proyecto particularmente sobrio, pero merecedor de los elogios unánimes de un jurado que encabezaban Sáenz de Oiza y Miguel Oriol. La idea, denominada Cruz del Sur, consiste en una especie de volcán truncado, de unos 20 metros de altura, que se erige a ambos lados de la autovía de acceso al emergente barrio de Getafe norte (3.000 nuevas viviendas, en su inmensa mayoría de protección oficial). Una obra sencilla, simétrica y "nada desmelenada", admite Pina, de 46 años, profesor de proyectos en la Escuela de Arquitectura de Madrid. "Algo que los automovilistas van a estar viendo durante 50 o 100 años ha de ser siempre y debe percibirse con un solo golpe de vista" argumenta.

El titular de la consejería organizadora y presidente del jurado, Luis Eduardo Cortés, no escatima halagos hacia el diseño triunfador. "Es atrevido, valiente y demuestra imaginación de vanguardia", enumera. Para incidir en las alusiones volcánicas, los autores sugieren que el túmulo se revista con escoria gris, mientras que las caras que enmarcan la autovía se han concebido en rojo y naranja. Así lo razona Pató, de 47 años: "Queríamos que fuera un trallazo, algo casi incandescente, como el magma".

La propia Artigas, de 45 años, admite la "excepcionalidad" de la convocatoria. "Los concursos suelen ser leoninos con los participantes, y los premios, asquerosos. Esta vez ha ocurrido todo lo contrario". Para deleite de los getafenses, los creadores del volcán han incluido en cada ladera sendas perforaciones que permitirán contemplar desde los lados un cuadrado o un círculo perfecto.