Hurra y desagrado
Un hurra para aquel guardia civil de Tráfico que, al ver mi edad y el pinchazo en mi coche, se apresuró a cambiarme la rueda. Gente así prestigia al cuerpo y da confianza al ciudadano.Un desagrado total para aquel cabo de la Guardia Civil que al ver que el denunciado iba con corbata le creyó, cuando en realidad era un delincuente, y no creyó al denunciante porque su ropa era de peor calidad. Personas así deben dedicarse a la venta de trajes, pues no saben aquello de que el hábito no hace al monje. El desánimo es total al ver que el sinvergüenza es tenido por bueno por el mero hecho de llevar corbata-
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