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Zedillo advierte a la 'vieja guardia' del PRI

Los dinosaurios salieron de nuevo a pasear. La definición que el presidente mexicano, Ernesto Zedillo, hizo en su segundo informe de Gobierno de las recientes acciones del Ejército Popular Revolucionario (EPR) -"intentonas cruentas y caducas que pretenden cerrar el paso a la democracia", en palabras presidenciales- ha sido interpretada por políticos y analistas como un aviso no sólo a grupos revolucionarios, sino también a los sectores más ortodoxos del oficial Partido Revolucionario Institucional (PRI), popularmente conocidos con el nombre de estos extintos reptiles.La suspicacia que despertó este nuevo grupo armado desde su aparición, el pasado 28 de junio, en el Estado sureño de Guerrero, se ha incrementado con la ofensiva lanzada desde el miércoles pasado, que ha provocado 17 muertos. El momento escogido (justo en vísperas de la lectura del informe presidencial), los medios (armas de alto poder, buenos pertrechos, cámaras de vídeo) y la coordinación de las células (todo lo cual contrasta, por cierto, con la espantosa preparación de sus efectivos, jóvenes indígenas en su mayoría) han alimentado las sospechas de que se trata de otra de las maniobras de desestabilización que han sobre saltado la vida mexicana en los últimos años.

Y como siempre que de desestabilización se habla, las miradas se han dirigido a ese oscuro sector capitaneado por ciertos políticos que vivieron su época de oro en las décadas de los sesenta y setenta, años de represión política, estatismo económico y populismo a mares. Las frases pronunciadas el domingo por Zedillo han sido interpretadas incluso dentro del propio partido oficial como' la advertencia de que México está ante un capítulo más de la sorda guerra desatada por los duros contra el aperturismo económico (y, más lentamente, político) que los jóvenes ternócratas formados en Estados Unidos han aplicado en los dos últimos sexenios.

Campañas orquestadas

El propio ex presidente Carlos Salinas consideró recientemente los sucesos que coronaron su mandato (secuestros, asesinatos políticos, ataques personales) como una "campaña orquestada". Y señaló a otro ex presidente de la vieja guardia" Luis Echeverría, como el principal instigador.Zedillo no dio nombres, pero con la arraigada costumbre de leer entre líneas la prensa destacaba ayer ampliamente la presencia, en la lectura del informe, del veterano político Fernando Gutiérrez Barrios, hombre cercano a Echeverría y cerebro del aparato de seguridad mexicano durante tres décadas. Curiosamente algunos sectores han propuesto últimamente su candidatura para la fiscalía especial del caso Colosio e incluso para la alcaldía capitalina. "No es el tiempo ni las circunstancias, todavía", declaraba Gutiérrez Barrios. Y para que no quedaran dudas mostró su adhesión a Zedillo.

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