La sonrisa de González
A cualquier observador de la vida política le debió inquietar la sonrisa con que Felipe González recibió, en la noche electoral del 3 de marzo, la derrota de su partido tras cuatro mandatos. Esa sonrisa- necesitaba unas razones que la respaldasen, pero la luz blanquecina de agosto oscureció lo mismo la actualidad política que el color del paisaje. Ahora que las noches refrescan y las cosas vuelven a su sitio, las siluetas se tornan figuras definidas.Sin duda, Felipe González nació con estrella, y con esa rara habilidad para conseguir que la misma no le abandone. Aupado al poder cuando la crisis económica generalizada de los años setenta ya remitía, estos 14 años de poder, con un balance de éxitos y errores más bien equilibrado, le permiten sin embargo anotarse en su haber un logro incontroversible: la España de 1996 está en mejor situación global que la de 1982. Y las elecciones del mes de marzo de este año le permiten dejar el poder en el momento y en el escenario más oportunos:
Primero, al producirse el relevo ya avanzado el año, y con unos presupuestos socialistas prorrogados, le permite arrogarse parte del éxito de la reactivación del crecimiento económico y de la creación de empleo.
Segundo, el estrecho margen de votos que le separaron del vencedor Partido Popular le dan la posibilidad, Por un lado, de eregirse en portavoz de la oposición, y por otro, de ostentar razonablemente esperanzas de poder remontar ese resultado adverso en un futuro próximo.
Tercero, la otra cara del estrecho margen de victoria de los po pulares se traduce en la necesidad de pacto parlamentario con CiU lo cual le da a Felipe González el placer de verles tragar el sapo de la claudicación del Gobierno de España ante el nacionalismo catalán", que venía oyendo desde 1993. Por último, el pasar a la oposición le habilita para se coherente con la ideología de izquierdas que lleva por lo menos e el nombre del partido. Así pues uno comprende el motivo por e cual un Felipe González con 14 años de responsabilidad de Gobierno a las espaldas se deleitaba ante la perspectiva de un verano tranquilo, y silencioso- .
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