El helio superfluido y una nueva molécula de carbono ganan los Nobel de Física y Química
Cinco estadounidenses y un británico premiados por hallazgos básicos con aplicaciones
El helio-3, enfriado a temperaturas apenas unas milésimas de grado por encima del cero absoluto, la temperatura más fría que se puede alcanzar, adquiere unas propiedades insólitas y se hace superfluido. Este descubrimiento, realizado a principios de los setenta, ha valido el Premio Nobel de Física este año a tres estadounidenses. En el apartado de Química, unas moléculas de carbono, los fulerenos, que aparecieron en la ciencia hace diez años como curiosidad pero que han abierto un nuevo campo de investigación para el siglo XXI, han merecido el galardón para dos estadounidenses y un británico.
David M. Lee, Douglas D.Os heroff y, Robert C. Richardson, de 65, 51 y 69 años respectivamente, trabajaban en la Universidad de Cornell (EEUU) en física de temperaturas ultrabajas, cuando descubrieron, a principios de los años setenta, que el helio-3, cuando es enfriado a temperaturas apenas dos milésimas de grado por encima del cero absoluto (-273,15 grados centígrados) y sus átomos apenas vibran, se hace superfluido. En tal estado, el helio-3 muestra unas propiedades insólitas; por ejemplo, pierde toda viscosidad y, debido a su extrema capilaridad, pasa por poros por los que no pasaría un gas. "Fue un avance fundamental en física experimental y teórica, porque descubrieron en la . práctica un nuevo estado de la materia", comentó ayer Raúl Villar, catedrático de Física y rector de la Universidad Autónoma de Madrid."La superfluidez se manifiesta con una falta de viscosidad, un estado análogo al de la superconductividad [cuando un material pierde toda resistencia al paso de una corriente eléctrica], aunque por causas ligeramente distintas", continúa Villar,quien recuerda que este descubrimiento fue predicho, en parte, por Einstein, quien lo propuso a nivel teórico.
El Nobel de Química va este año para un descubrimiento reciente, de 1985, que saltó a la fama inmediatamente abriendo enormes perspectivas en electrónica, magnetismo y nuevos materiales. Los fulerenos son la tercera forma descubierta que puede adoptar el carbono puro, después del diamante y el grafito, con, una estructura en sorprendente configuración de balón de fútbol.
El británico Harold W. Kroto explicó ayer que descubrió los fulerenos por accidente, en 1985, cuando estaba realizando experimentos, con su equipo de la Universidad de Sussex, sobre las moléculas de carbono descubiertas en las estrellas. Contactó entonces con sus colegas estadounidenses Robert F. Curl y Richard E. Smalley, que confirmaron, su descubrimiento.
"Esto abrió una vasta área de química para el siglo XXI", dijo el británico, quien añadió: "Los científicos deberían haber descubierto los fulerenos hace 40 años, pero sencillamente no hicieron los cálculos correctos". Kroto (de. 57 años), Curl (63 años) y Smalley (53) recibieron ayer todo el reconocimiento con el galardón Nobel.,
"Este es el mejor día de mi vida. Muchos de los grandes científicos ni siquiera sueñan con esto porque la probabilidad de ganar el Nobel es increíblemente pequeña. Estoy abrumado", declaró ayer Kroto.
Sin embargo ambién reconoció que sabía que odía estar en la baraja". El descubrimiento de los fulerenos nació envuelto en una cierta polémica. Tras su publicación en la prestigiosa revista Nature, algunos quimicos y físicos manifestaron sus dudas de que el carbono pudiera existir en una forma de tal simetría. Pero los tres investigadores probaron luego que su interpretación era correcta, y muchos otros lo confirmaron más tarde.
"Desde el punto de vista teórico", manifiesta la Academia sueca, "el descubrimiento de los fulerenos, influye en nuestra comprensión de dominios tan diversos como el ciclo galáctico del carbono y la concepción clásica de la aromatización [formación de anillos moleculares], una piedra angular de la química teórica". Kroto declaró ayer que ya sabía a qué iba a dedicar su parte de premio, un tercio de los 145 millones de pesetas con que están dotados los Nobel: "Participo en un fondo que ha hecho cinco películas para explicar la ciencia al público en general. Deseo ayudar a cubrir la enorme deuda que tiene ese fondo".
Richardson, al saber que era uno de los galardonados con el Nobel de Física, dijo que no había siquiera considerado la posibilidad de que su trabajo a principios de los setenta recibiera tal distinción aunque "sabía que era un descubrimiento importante".
Quizás lo más inesperado en aquel entonces era una de las implicaciones de su descubrimiento, destacadas ahora por la Academia sueca, que ha recordado que dos grupos científicos han utilizado recientemente este trabajo para hacer experimentos de laboratorio relacionados con el universo primitivo. La idea, puramente especulativa, es que en la condensación de la materia tras el Big Bang pudieron ser determinantes las llamadas cuerdas cósmicas, unos objetos hipotéticos cuyas características se explicarían por una transición de fase similar a la del helio-3 al hacerse superfluido.
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