_
_
_
_
HB TENSA LA SITUACIÓN EN EUSKADI

Una escalada de amenazas a políticos

Aunque existen no pocos precedentes de actuaciones similares, las manifestaciones de HB a las puertas de las casas de los políticos vascos, concejales significados y caracterizados militantes del movimiento pacifista se han intensificado notablemente desde principios de año. Estas formas de presión, acompañadas en muchos casos de amenazas expresas y gravísimos insultos, se han desarrollado de forma más regular a partir del llamamiento a "presionar a los políticos" efectuado el 22 de mayo pasado en San Sebastián por una quincena de militantes de Jarrai, las juventudes de KAS y HB, que llevaban a cabo un encierro en la catedral del Buen Pastor.Los militantes de Jarra¡ llamaron a sus simpatizantes a desarrollar una intensa campaña "para someter a la clase política a un marcaje severo y a, una intensa presión en todos los pueblos hasta lograr el reagrupamiento de los presos". Según sus propias palabras, "se trataba de conseguir que los políticos vascos "purguen sus responsabilidades en el situación que sufre el colectivo de prisioneros políticos y sus familiares".

Más información
"El PP no ha dejado de dar la cara, por eso nos la han roto muchas veces"

Políticos conocidos como el presidente del PNV, Xabier Arzalluz; el portavoz de ese mismo partido, Joseba Egibar; el diputado general de Vizcaya, Josu Bergara; el portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti; el coordinador general de IU en Euskadi, Javier Madrazo; el responsable de ese partido en Guipúzcoa, Juantxo Domínguez; el alcalde de Hernani, José María Rekondo; el ararteko [Defensor del Pueblo vasco], Xabier Martiegi, y ahora el presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, han sufrido (as visitas de HB a las puertas de sus domicilios durante el presente año. Otros muchos, corno José Antonio Rubalkaba, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco, y Fernando Buesa, vicesecretario del PSE-EE, han sido agredidos o saludados con la expresión "carceleros".

Presencia de dirigentes

La concentración ante los domicilios de políticos o destacados pacifistas locales, acompañado en ocasiones de pintadas amenazantes en el portal, ha formado parte del ritual con que los simpatizantes de ETA dan por concluida su marcha por las calles en determinados municipios. Con anteriodad a la concentración del pasado jueves, el mismo Carlos Iturgaiz ya había encontrado en repetidas ocasiones a los manifestantes apostados frente a su casa. En algunos casos, los simpatizantes de ETA, encabezados habitualmente por dirigentes de HB permanecen en silencio tras la pancarta que acusa a su víctima de cómplice en "la política de exterminio emprendida por el Estado español contra los presos políticos", en otros, se corean consignas y se lanzan gritos con el apoyo incluso de la megafonía.Con todo, las situaciones más duras se reproducen en los municipios dominados por HB donde los concejales elegidos como objetivos han tenido que sumar las agresiones, los actos de intimidación a sus familiares y las llamadas telefónicas con amenazas de muerte.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_